NADAL NO TIENE LÍMITES

Se empeñan en convertirle en jugador de una sola superficie, pero Rafa Nadal ha demostrado sobradamente que es capaz de ganar –como ha hecho en Londres- sobre la más antipática y rápida pista: la hierba.

También en hierba

Y no ha ganado contra un jugador de fase previa. No ha jugado contra un desconocido. Lo ha hecho contra su más directo rival, Novak Djokovic, quien se desenvuelve mejor en pistas rápidas.

En semifinales batió a Andy Roddick en sólo dos sets, cuando el americano es poco menos que el dueño del torneo de Queen’s, por las veces que se ha declarado campeón. Ni los misiles con los que saca Roddick –y otro tanto Ivo Karlovic en cuartos, aunque lograra arrancarle un set- hicieron mella en Nadal.

Dos finales previas en Wimbledon avalan su maestría y este triunfo no hace más que poner emoción al veterano campeonato londinense. La humillante derrota que sufrió Federer en París y el estado de forma de Rafa dibujan un torneo apasionante.

Nadal `parece tener una misión. Se dirige a su objetivo con determinación, con un afán de superarse que amilana al contrario. Nadal gana partidos antes de saltar a la pista por el temor que inspira al contrario. Hasta hace un año sólo los que estaban por debajo de él en el ranking o los que se sabían con ventaja por la superficie de juego se enfrentaban a él con tranquilidad. Eso se ha acabado. Rafa ya atemoriza a todos.