Grecia se lleva su merecido

En un partido entretenido, los rusos han eliminado a la selección helena, que se ha descubierto como lo que es: la racanería hecha fútbol. Un equipo que nunca ha aprendido a hacer buen fútbol no puede jugar bien de la noche a la mañana.

Rehagel se lamenta del juego de su equipo

El árbitro pitó el comienzo del partido y los dos equipos salieron como balas hacia la portería contraria. Ambos necesitaban ganar, pero no se esperaba que Grecia se transformase en un equipo atacante. Bien es cierto que, una vez demostrado contra Suecia que el cerrojazo ya no sirve, Grecia debía buscar otra manera de jugar para llevarse el partido. Y lo intentó, pero es que hacía mucho que no se veían obligados a ello, y ante la falta de práctica, las jugadas no conseguían acabar bien.

Rusia demostró cómo funciona el 'efecto Hiddink'. El mismo que metió en el Mundial a Australia, que llevó a Corea del Sur a semifinales -con ayuda del árbitro, por supuesto-, y que ha hecho vencer a Rusia hoy. Hiddink conoce el fútbol y reconoce a los jugadores con talento.

Así, los primeros 30 minutos fueron un 'toma y daca' constante por ambas partes. Cualquiera de los dos se podía haber adelantado, sólo necesitaban un elemento desequilibrante, una jugada personal... y llegó en el minuto 32. El jugador del partido, irónicamente, fue Nikopolidis, el portero griego, que sacó de su vestidor el traje de 'cantante' y realizó una de las suyas. Salió a por un balón fácil, dejando que Semak se le adelantase y centrase hacia detrás, por donde llegó Zyrianov y remató a puerta vacía.

El resto del partido fue prácticamente la misma historia, aunque cada vez con mayor predominio ruso. Los rusos llegaban al contrataque o con jugada elaborada. Los griegos a balón parado -que así sí que tienen peligro-. Incluso dispusieron de un par de oportunidades dentro del área, con el balón jugado, pero la falta de picardía les hizo realizar pases flojitos, disparos a medio gas... ¿Falta de picardía o de práctica?

Según avanzaba el tiempo y el partido llegaba a su fin, los griegos llegaron a jugar con cinco jugadores en el medio del campo y sólo tres defensas atrás. Toda una locura para lo que nos tienen acostumbrados.

Sonó el pitido final y Grecia acabó por cumplir la penitencia impuesta a su juego defensivo que tan bien les resultó en la pasada Eurocopa. Quizás entonces tuvieran una delantera más afinada, o más suerte. Esta vez no ha podido ser. Se ha hecho justicia y que se asusten Francia e Italia, que las selecciones que llegan con títulos debajo del brazo, pueden acabar muy mal.

Eso sí, entre Rusia y Grecia nos han ayudado a España, que queda clasificada matemáticamente para cuartos como primera de grupo.