Italia 'sempre torna'

Sólo aquellas selecciones que no ganan nunca, no saben lo que se pierden. No nos referimos a Italia, evidentemente. Una selección que agudiza la angustia hasta niveles casi insoportables para resurgir de sus propias cenizas y dar lo mejor de sí misma. Sólo así, cuando toca fondo, es cuando saca a relucir una maravillosa floración de su fútbol.

Hay películas del gran Alfred Hitchkock que provocan menos tensión que el partido que hoy ha jugado Italia. Una selección que no necesita jugar bien para sacar algo positivo de sus partidos. Y el punto que sacó contra Rumanía, por poco que parezca, es tan necesario como el David de Miguel Ángel a Florencia.

Donadoni cambió su pizarra y dio entrada de inicio a De Rossi y Del Piero, como hombres más destacados, pero el dominio del balón no fue suficiente para quebrantar la meta rival. Ya en el segundo tiempo, el indómito Mutu aprovechó un regalo de Zambrotta (una mina para los delanteros) y batir a Buffon. Italia estaba eliminada, pero ahí apareció el sempiterno Panucci para evitarlo. Empató un minuto después y provocó el éxtasis en los 'tifossi'.

A partir de ahí el partido se tiñó de 'azzurro', que ya contaban con la fantasía de Cassano, tan genial como inoperante. El partido llegaba a su final pero aún quedaba lo mejor. A Panucci, omnipresente durante todo el partido, le señalaron un penalti inexistente que se encargó de tirar Mutu. Si marcaba, mandaba a la campeona del mundo a casa, pero le temblaron las piernas y Buffon lo detuvo. 'Gigi' no detuvo sólo un balón, detuvo al piloto que ya embarcaba en el avión rumbo a la 'bella' Italia. Lo de hoy no fue una proeza, fue un empate más que permite a los de Donadoni jugarse la clasificación contra Francia. Su juego, como siempre, oscila entre la sordidez y la abyección; su vitrina está llena de títulos. Todo está pensado. Así es Italia, siempre por encima del bien y del mal. Siempre vuelve.