Perdió Italia, y eso siempre es buena noticia

La squadra azzurra cayó 0-3 en su debut copero ante Holanda, y es motivo de alegría, no tanto porque el mundillo futbolístico está harto del catenaccio que suelen practicar, sino porque ello supone la infelicidad del premier penínsular, Silvio Berlusconi, quien iguala inmigrantes con delincuentes y, al mismo tiempo, llena de extracomunitarios (con pasaporte, eso sí) al club de sus amores, Milan.

Holanda 3 - Italia 0. Qué alegría! Una reunión de trabajo impidió que pueda ver el partido entre naranjas y azules por el grupo C de la Eurocopa 2008, pero ello no fue obstáculo para que se me escape una sonrisa a poco de conocer el resultado.

Es que siempre me ha provocado tirria el estilo de fútbol cínico que caracteriza a los italianos a nivel selecciones. A ello se ha venido a sumar otro motivo que los hace destinatarios de mis deseos para que les vaya mal en la Eurocopa: la ofensiva berlusconiana contra los inmigrantes, es de suponer que ilegales, que los hace pasar directamente por delincuentes.

Cada uno cuida su casa (o su país) como quiere y como puede. Lo que molesta es que el mismo que se pone a la cabeza de esta batalla contra la inmigración es el mismo que llena de extranjeros el club de fútbol de su propiedad, el multicampeón Milan. ¿O no ha gritado goles de Kaká, Weah y Ronaldo el amigo Silvio? Repasar la plantilla de los 'rossoneros' es como revisar la guía de funcionarios de la ONU: los hay de Australia, Croacia, Holanda, Brasil, Georgia y República Checa, entre otros.

Eso, para no hablar de Mauro Camoranesi, el argentino que juega de titular en la selección que conduce Roberto Donadoni.¿Festejará Berlusconi un gol del jugador nacido en la ciudad bonaerense de Tandil?

Claro que Camoranesi no está solo. De los otros 367 jugadores que compiten en la Eurocopa, 19 son extranjeros nacionalizados: Brasil aporta seis: Marcos Senna (España), Mehmet (Turquía), Kevin Kurany (Alemania), Roger Guerreiro (Polonia) y Deco y Pepe (Portugal). En  Portugal, además, están  Bosingwa (Congo) y  Nani (Cabo Verde).

Los suizos tienen a Johan Vonlanthen (Colombia), Johan Djourou (Costa de Marfil) y Gelson Fernández (Cabo Verde).

Francia tiene a Gomis y Evra (Senegal), Makelele (Congo), Thuram (Guadalupe), Boumsong (Camerún), Nasri y Benzema (Argelia) y Mandanda (Zaire).

Es una paradoja. Más estricta se pone Europa con la inmigración, más goles de extracomunitarios festejan sus aficiones.

En fin. Ya está dicho. Una derrota italiana alegra a muchos, no sólo por aquello del catenaccio, sino porque uno se lo imagina a Berlusconi con una mueca amarga, buscando algún extranjero al que responsabilizar del traspié.