El anfitrión más débil según todas las quinielas (recordamos que sus propios aficionados intentaron recoger firmas para que la selección no acudiera al campeonato), tenía que luchar contra quienes persiguen su debilidad y, además, hacerlo ante una de las consideradas tapadas y con opciones a todo.
Austria, tan directa y débil en defensa como se esperaba, se estrenaba con muchas dudas, contrastes y temores que encontraron su versión superlativa en sólo tres minutos. Ese fue el margen para los de Hickersberger, porque en una entrada con muchos interrogantes del zaguero local Aufhaser, se desvaneció toda la mecha austriaca. Modric, con un penalti ejecutado con suavidad y engañando a Macho, se bastó para silenciar los impulsos alpinos, prácticamente su único aval para seguir esperanzado.
El tanto, lógicamente, trastocó todos los planes programados. Austria no tenía plan B, pero viendo que los balcánicos se dejaron llevar buscando las contras, se armaron de paciencia y corazón. Su receta, que desgasta el fútbol directo a falta de combinaciones y que intenta explotar al máximo las jugadas a balón parado, sí les ofreció ciertos minutos de pasión. Un cabezazo de Prodl, un símil de Aufhauser o algún disparo lejano de Ivanschift, alzaban las banderas austriacas mientras Bilic no se alteraba en su guión de contención y tranquilidad.
Se podría apuntar que los croatas cedieron demasiados metros y que el pundonor austriaco merecía un premio mucho más agradable, sobre todo tras la entrada del veterano Vastic. Un disparo suyo que atrapó en dos tiempos Pletikosa y las apariciones de Harnik con mayores espacios por aprovechar en la segunda mitad, dieron mucha más clase a los ataques desesperados que impulsaba la ruidosa y solemne hinchada local. Fútbol no sobraba pero entusiasmo, en cantidades industriales. Kienast tuvo al última ante el grito inútil de un pueblo que arrancó como esperaba, con derrota, sea o no injusta.
La pelea de Olic en ataque, algún detalle del siempre frío Krancjar o el carácter impagable de Kovac como jefe de mandos, fueron los pilares que mantuvieron a una decepcionante Croacia que mostró su versión más defensiva en un estreno con muchos esfuerzos suministrados que pudieron salirle caro. Tres puntos, sí, pero muchos interrogantes perdidos por el camino. Austria, desfondado por completo, mostró todas sus cartas que, sean suficientes o no, constituyen todo el caudal en el que confían para no ser el hazmerreír que tanto temen.
José David lópez (editor de Diarios de Fútbol)
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