Primera jornada del Grupo B, el del otro anfitrión, el más débil, inexperto y con menos esperanzas de llegar a cuartos. Los austriacos tenían en frente a una selección croata de jóvenes interesantes y con la vitola de tapado, presente en todas las quinielas en el apartado de posible sorpresa.
Ambos han jugado un partido de actitudes, las dos contrastadas, diferentes, respetables. Sin embargo, los austriacos merecen reconocimiento, aplauso, aprobación, y los croatas provocan decepción, indiferencia.
Más allá de la forma de conseguirlo, Croacia se ha impuesto a Austria por 1-0, cumpliendo con las cábalas previas a cada partido, asegurándose tres puntos con los que ya contaba y logrando la victoria en el debut, que dicen los expertos que es importante. Por el otro lado, los austriacos han mostrado su bajo nivel y sus casi nulas opciones a puntuar en el grupo, pero han cumplido con creces en el apartado de voluntad, tesón y fe.
En el minuto cuatro, Modric, mucho mejor en la segunda parte que en la primera, anotaba el único gol de la tarde. A partir de ahí, la primera media hora ha sido de los croatas. Manejaban el balón y dominaban a Austria, aunque sin generar tampoco mayor peligro. Pero a partir del minuto 30, el partido ha cambiado, porque lo han hecho la actitud y el comportamiento de ambos conjuntos.
Austria tenía delante a millones de compatriotas que le apoyaban sin cesar, pidiendo únicamente que diesen lo que tenían, que luchasen hasta el final, conscientes todos de que sus armas para hacer daño a los rivales son demasiado escasas y poco dañinas. Aún así, empujaron hasta el pitido final, obligando a Pletikosa a emplearse a fondo en alguna ocasión. No pudo ser, pero el sentimiento del país organizador debe ser de agradecimiento, felicidad, orgullo.
Por su parte, Croacia ha vencido con lo justo, dejando una imagen demasiado pobre para lo esperado. Su especulación y conformismo con la peor selección del torneo es totalmente condenable. Pero lo peor no es lo que se quería conseguir, sino la manera de hacerlo. Porque para dormir el partido, conseguir que no pase nada y amarrar los ansiados tres puntos, debes hacer lo contrario a lo que han mostrado los de Slaven Bilic: rechazo total a la posesión de balón, retraso exagerado y escandaloso de las líneas y desconcentración, casi pasotismo, de sus jugadores.
Con todo, Croacia ha cumplido con lo esperado, ganando en su debut y anotándose tres puntos esperados para conseguir llegar a cuartos de final. Por su parte, los austriacos han mostrado la entrega necesaria pero insuficiente, dejando una mejor impresión de lo que se esperaba, creando peligro en tramos del partido, en parte debido al monumento al conformismo que hoy han levantado los croatas.
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