Las leyendas de la Eurocopa

Un penalti inédito supuso el triunfo inesperado en 1976 de Checoslovaquia contra la potente Alemania. Lo anotó Antonín Panenka, un futbolista que pasó a la historia de este torneo junto a Muller, Van Basten, Beckenbauer o Zidane. El ‘quinto grande’ lideró a Francia para ganar su segunda Eurocopa en el 2000, dieciseis años después de que Michel Platini cimentara sus estatus en la cumbre del fútbol europeo y se convirtiera en el principal ‘enemigo’ de España. Ellos elevaron la Eurocopa a la categoría de arte.

El gol al estilo 'underground' de Panenka para Checoslovaquia, el dominio alemán con Beckenbauer a la cabeza, los goles de Van Basten o las pinceladas de gloria que dieron Platini y Zidane cambiando para siempre la historia de Francia. Todos han sido jugadores ‘mágicos’ en un torneo que comenzó a disputarse en 1960. Fue  impulsado por el francés Henri Delaunay, secretario de la Federación Francesa de Fútbol, que ya intentó ponerlo en práctica en 1927 pero tuvo que esperar a la fundación de la UEFA (1954) para ver cómo tomaba cuerpo.

Cuatro años después, la URSS se adjudicó la primera Eurocopa tras vencer en la final a Yugoslavia gracias a la actuación del mítico Lev Yashin, más conocido como ‘la araña negra’, el único portero que ganó un Balón de Oro. Fue en 1963, un año antes de la que consiguió España gracias al gol de Marcelino. El triunfo final supuso el máximo logro a nivel de selecciones para nuestro fútbol y el preludio de la hegemonía alemana.

El rodillo de los 70

El dominio de Alemania en la Eurocopa comenzó en 1972. El torneo se disputó en Bélgica y el conjunto que dirigía por entonces Helmut Schön se impuso en la final a la URSS por 3-0 con dos goles de ‘Torpedo’ Muller. El delantero encarnaba la pegada de ese equipo, pero su auténtico líder era Frank Beckenbauer. Un elegante jugador que inventó en ese torneo la posición de líbero. Su solvencia en la medular fue vital en las Eurocopas del 72 y del 80, y el subcampeonato del 76, donde se vio sorprendida por Checoslovaquia. Los germanos no volvieron a reinar en el Viejo Continente hasta 1996, cuando se impusieron a la República Checa con el primer gol de oro en la historia de este torneo, anotado por Oliver Bierhoff. Sus dieciséis años de sequía entre medias sirvieron para que emergieran dos potencias del viejo continente.

Platini cambió la historia

La selección francesa tuvo un antes y un después del partido que jugó contra España en 1984. El Parque de los Príncipes se vistió de gala para ver al genial Platini y el galo no defraudó. Metió al equipo en la final gracias a un gol suyo en el último minuto contra Portugal y abrió el marcador en el duelo de París contra la ‘roja’. España cayó por 2-0 y Platini fue el máximo goleador del torneo con nueve goles. A partir de ahí, la selección francesa (hasta entonces gran desconocida) cambió para siempre. Su Mundial logrado diez años después y la Eurocopa del 2000 lo refrendan. Pero este éxito fue ya bajo el mando de Zidane, que heredó los galones de su antecesor y metió también al equipo en la final con un gol de oro contra Portugal en semifinales.

Además de Francia, los años ochenta también sirvieron para disfrutar de Holanda, que se impuso a la URSS en 1988 con goles de Gullit y Van Basten (máximo realizador del campeonato). Aún se alteran las constantes vitales de los holandeses cuando recuerdan la volea imposible que realizó en el Olímpico de Munich. Para muchos fue el mejor gol de toda la historia de las Eurocopas y la culminación de un equipo sensacional al que siempre le faltó suerte.

Fue el triunfo de un estilo, que nunca más volvió a tener recompensa. Dinamarca (1992) o Grecia en 2004 ganaron también este torneo de forma inesperada pero en sus filas ningún jugador podría compararse con los Zidane, Van Basten, Beckenbauer, Muller o Michel Platini. Son las auténticas leyendas del viejo continente. Habrá muchas más pero a ellos se les recordará siempre por haber ensalzado este torneo. ¿Quién será la próxima?