Nadal: el arte de la intimidación y el sufrimiento

Lo de este chico ya supera todas las expectativas. Después de meses de dudas sobre un probable descenso en su nivel de juego ante la presión que ha de soportar como favorito en pistas de tierra, Nadal no sólo ha silenciado bocas, sino que ha vuelto a demostrar porqué es rey de la tierra batida. Ganará Roland Garros 2008, y lo hará a lo grande, en la edición que menos esfuerzo le habrá requerido.

La clave: forma física, gran derecha liftada de zurdo y anticipación en el apartado tenístico; poder de intimidación y capacidad de sufrimiento en lo que psicología se refiere. En el uno contra uno, sobre tierra, Nadal es una máquina de hacer puntos y frustar expectativas, de mandar con su juego y agotar mentalmente a sus rivales.

Nadal campa a sus anchas por las pistas centrales de Roland Garros, impresiona su grado de movilidad, como si aquel escenario que concentra miles de espectadores fuera su cancha de entrenamiento desde que cogió una raqueta por vez primera. El ‘toro de Manacor’ ya embiste a sus rivales antes de aparecer. El pánico escénico atenaza a sus oponentes que esperan rendidos  las devastadoras astas del marllorquín. Un juego envolvente que hace sufrir, que entorpece el juego del contrario y provoca una cadena de fallos a la postre definitiva.

El partido termina, 6-1 6-1 6-1 como ayer a Almagro, y los rivales no aciertan a explicar qué ha pasado. Más si cabe cuando es Federer quien termina apabullado, rendido, humillado. Sólo el serbio Novak Djokovic se presenta ante el ‘astado balear’ dispuesto a plantar un par de banderillas, cosa distinta es que lo consiga.

Una vez más, en el ruedo parisino, es Nadal quien sale victorioso… lo veremos el domingo.