El esperado revés nacional en Roland Garros

El domingo volvía a poner sus cartas sobre la mesa y dejaba en la cuneta a la italiana Flavia Penneta, número 26 del mundo y clara favorita en el partido. Pase lo que pase su próximo encuentro frente a la serbia Jelena Jankovic, el trabajo de la tenista española Carla Suarez en Paris ya es encomiable.

Avisaba desde hace un par de temporadas, sin embargo ha sido en Roland Garros, la tierra francesa de los españoles, donde se ha terminado de fraguar la promesa del tenis femenino español: Carla Suárez, pequeñita canaria de 19 años que presenta el mejor revés de su generación y está predestinado a suceder al recién despedido de Justine Henin.

Sin embargo, el revés de mayor entidad de Carla es el que debe proporcionar a las autoridades españolas de tenis, cegadas con las estrellas masculinas (avaladas por resultados eso sí) y que han marginado a límites insospechables la presencia de nuestras chicas en los medios de comunicación. Apenas unos partidos femeninos televisados al cabo del año junto a un nulo trabajo de promoción han provocado la sequía en las escuelas deportivas nacionales y carencia de patrocinadores.

El trabajo de los tenistas no se reconoce más que estando entre los diez primeros del mundo: ser el número 30 del escalafón mundial no es suficiente para recibir el apoyo de los periodistas que, a la hora de la verdad, tienen gran parte de culpa en la desmotivación que han padecido decenas de chicas en este deporte.

Tal vez Carla Suárez, con su excelente revés, funcione de revulsivo y genere el efecto tractor que nos permita desarrollar una cantera femenina de nivel. Es el momento de que las chicas se miren en el espejo de Carla y trabajen en esa misma dirección. Pero para ello la Federación Española de Tenis tendrá que dejar de enviar sms instigadores y apostar más por los talentos juveniles.