Las revoluciones de Mayo de 2008

Los últimos acontecimientos han terminado por "incendiar" la calle Génova. Aunque parezca mentira, podemos hablar de una auténtica revolución en la derecha de nuestro país. Su líder, Mariano Rajoy, sigue la actualidad desde su despacho insonorizado a la espera que llegue su congreso de junio; eso, si lo logra.

El PP se está convirtiendo en el Partido imPopular, al menos eso parece según las imágenes que hemos podido ver hoy. Los ciudadanos simpatizantes se han echado a la calle y delante de la sede central del partido, en la calle Génova, se han manifestado en contra de los suyos. Esa es la novedad. No defendían a la familia y por fin se ponían a favor del aborto, en este caso del aborto político que su líder está desarrollando desde que perdiera las pasadas elecciones generales.

A gritos de ¡Dimisión, dimisión!  y con ganas de abuchear a los dirigentes del partido, incluido Alberto Ruíz Gallardón, la gente pide cambios de cara al futuro. Rajoy debería saber que, para llevar las riendas de un partido tan importante como es el PP no sólo tienes que estar respaldado por tus compromisarios, sino también por los ciudadanos. ¿Dónde está ese Mariano Rajoy que decidió simular una campaña electoral al lado del trabajador, del currante? ¿Dónde está aquél político que prometió no defraudar a los suyos?

El resultado electoral, y los posteriores meses, han dejado en evidencia que el señalado por Jose María Aznar no ha podido, ni ha sabido, llevar al PP donde debía. Ellos fueron quienes "calentaron" a la gente y quienes los sacaron a las calles detrás de pancartas; y ahora, tiempo después, los mismos vuelven a protestar, pero esta vez no parecen ser escuchados.

Un partido que se aleja de su gente no tiene fundamento ni legitimidad. Conforme está el patio, no hay más soluciones que unas elecciones primarias que renueven por dentro y sanen por fuera. Abandonó Eduardo Zaplana, Acebes, María San Gil... ayer mismo todo un símbolo contra la lucha terrorista: Ortega Lara. El barco se hunde pero Rajoy no quiere evacuar, tal vez acabé naufragando.

Todos vivimos este terremoto político en los tiempos del PSOE, cuando el coche no tenía más gasolina, y la poca que quedaba estaba contaminada. Caminaron, juntos, hacia unas elecciones primarias donde se disputaron el puesto. De todo aquello nació un tal José Luís Rodríguez Zapatero que, estarás en contra o a favor de su política, pero sin duda cuenta con el apoyo unánime de los suyos porque ha podido, y ha sabido, crear un clima de unidad.

Las revoluciones no pueden ser apagadas por quienes las encendieron. Por ello mismo Mariano Rajoy no tardará mucho tiempo en presentar su cargo a disposición del PP. Lo hará así porque su soberbia y su prepotencia, la que ahora algunos critican cuando ayer la defendieron, le impedirá decir aquello que cuesta tanto: "lo siento, me he equivocado". Tan fácil como dejar paso a otros y levantarte del sillón donde fuiste puesto por uno, no por la mayoría. Hay que escuchar al pueblo: siempre tiene la razón.

Me apuesto con ustedes a que Mariano Rajoy no llegará a su Congreso de junio. Parece ser que su niña, la "niña de Rajoy", no vivía tan feliz en casa y que en todos sitios cuecen habas. Márchese Rajoy, márchese.