Más equipo que plantilla

Uno de los mejores equipos de la segunda vuelta, sexto en la clasificación, a cuatro puntos de la Champions… Y no estamos hablando de los clásicos Valencia, Betis, Zaragoza, etc. No. Hablamos del Racing de Santander. Una plantilla modesta, pero un gran equipo.

El Racing ha demostrado ser, ante todo, un equipo unido

 ¿Quién tiene la culpa de todo esto? Afortunadamente no sólo es cosa de una persona o dos. Queda claro que al frente de este triunfo emerge la cabeza de Marcelino García Toral, el joven entrenador que ya sorprendió la pasada temporada al frente del Recreativo. Pero la fórmula del éxito tiene una receta bien marcada y en la que son necesarios todos los componentes.

 En primer lugar, Marcelino. Un entrenador joven, sin complejos y con dos ideas muy claras: las tácticas y la motivación. Y teniendo muy claro esto, es fácil trasmitirlo a los jugadores. La táctica consiste, a grandes rasgos, en una actitud ofensiva constante, lo cual lleva a una presión asfixiante al rival cuando el Racing no tiene el balón, y a un contraataque rapidísimo cuando lo posee.

Marcelino juega con un 4-4-2. Las dos líneas de cuatro basculan constantemente por detrás del balón, tratando de rellenar todo el espacio posible. Si el equipo contrario ataca, esos ocho jugadores crean un embudo en el que el contrario se diluye. Una vez recuperado el balón, esas mismas dos líneas se abren y ensanchan el campo en décimas de segundo. El Racing cumple a rajatabla la máxima futbolística de que “sin balón, hay que hacer el campo pequeño; y con él, abrirlo”.

 En cuanto a la motivación, jugadores que han pasado por sus equipos, como Pablo Amo –ahora en el Deportivo-, coinciden en que Marcelino “sabe motivar, picar y animar a los jugadores”. El aspecto psicológico, pues, toma cada vez más relevancia entre los asuntos a trabajar con la plantilla. Y si no que se lo digan a Zaragoza o Valencia…

 Esta misma motivación y confianza es, en parte, la que ha fraguado un equipo lleno de jóvenes promesas y veteranos ‘rescatados’ a partes iguales. Por parte de los jóvenes, destaca Ezequiel Garay, defensa que lleva dos temporadas tentado por los grandes de Europa –aunque finalmente se lo llevará el Real Madrid- y que crece partido a partido. Pero en el equipo existen otras caras nuevas que esperan su oportunidad y que reciben el apoyo necesario de Marcelino, como Oriol o Sergio Sánchez. En el grupo de los veteranos recuperados para la causa brillan, como si de una segunda juventud se tratara, los ya conocidos Colsa, Duscher, Munitis…

 Por último, a comienzos de temporada, el presidente Francisco Pernía, presentaba a los nuevos fichajes –Tchité, Coltorti, Szetela y César Navas-, y aseguraba que el club llegaría lejos debido al “alto grado de compromiso de los jugadores con el proyecto”. Este es otro aspecto que se echa en falta en algunos de los grandes clubes.

 Confianza, motivación, compromiso, mezcla de experiencia y juventud y un gran trabajo táctico son los ingredientes básicos que han llevado al Racing a soñar con Europa. Entrar en la Copa de la UEFA no sólo supondría una inyección de moral, sino también un buen empujón económico. Quizás sea ese el empujoncito que necesita el Racing para espantar a las ‘novias’ que ya le han salido a Marcelino y poder así continuar con un proyecto ilusionante, pero con más recursos.

 Volviendo a las declaraciones de Pablo Amo, “en Primera División hay muchas plantillas pero pocos equipos”. Visto así, el Racing es un ‘equipazo’.