El Zaragoza acompaña al Murcia y Levante a Segunda División

El conjunto maño perdió contra el Mallorca en el ONO Stadi de Palma  y desciende de categoría junto al Levante y Murcia. Tremendo mazazo para los hombres de Manolo Villanova, un bloque que se construyó para ganar títulos y que finalmente acabó quemándose con las llamas del descenso. Ese páramo agreste donde viven los que no han hecho sus deberes en la temporada.

Lo que se detectó como un tumor acabó en metástasis. El Zaragoza, un equipo diseñado por Víctor Fernández en el mes de agosto para plantar cara a Madrid y Barça, jugará el próximo año en Segunda División junto al Murcia y Levante, descendidos ya hace varias semanas. El equipo maño, que dependía de sí mismo para mantener la categoría (una victoria les salvaba), cayó por 3-2 contra un Mallorca que tampoco obtuvo plaza para la UEFA. Dos goles de Oliveira no fueron suficientes para un Zaragoza que siempre fue a remolque y jugó con desidia, una actitud que se antoja en habitual.

Castro, Webó y el Pichichi Güiza infligieron una dura condena para un equipo que llegó a la Isla pidiendo árnica. Un bloque repleto de grandísimos jugadores que vuelve a Segunda cinco años después, algo que nadie podía presagiar el pasado verano. Y es que el cuadro maño, por entonces entrenado por Víctor Fernández, se rascó el bolsillo para fichar a Matuzalem, Ayala, Luccin y Oliveira, entre los más destacados. Un póquer de cracks que se unían a la pegada de Milito, la velocidad de Sergio García y la habilidad de Aimar o D'Alessandro. El objetivo era llegar lejos en la UEFA y competir con Madrid y Barça por los títulos. Lejos de la realidad, sus constantes vitales fueron desfalleciendo hasta que se ahogó en la Isla. El agua caída durante toda la tarde, que incluso retrasó el choque una hora, fue toda una premonición. Simplemente alargó la agonía.

Cuatro entrenadores en un año

Pero el certificado de defunción no se otorgó la noche del domingo en Mallorca. Cuatro entrenadores en un año (Víctor Fernández, Garitano, Irureta y Manolo Villanova), los fiascos de Gabi, Luccin o Aimar, la terrible lesión de Matuzalem a principios de temporada, la lucha de egos y las rebeldías del díscolo D'Alessandro, fueron lastrando el rendimiento de un equipo sin identidad y sumido en una depresión de juego y resultados desde hacía ya varios meses.

Tan sólo la convocatoria de Sergio García para la Eurocopa de Austria y Suiza supone el único halo de luz para un equipo que cayó eliminado de la UEFA por el Aris de Salónica a las primeras de cambio, tampoco pudo llegar muy lejos en la Copa del Rey y en la Liga terminó antepenúltimo con 42 puntos y unos números paupérrimos (16 partidos perdidos, doce empatados y 61 goles en contra). Una losa muy pesada que le llevará a Segunda justo en el año de la EXPO, el año donde la 'Pilarica' se engalana de 'glamour' y la ciudad se torna en epicentro universal. Pero el fútbol no entiende de sentimientos, dinero ni nombres, y si no que se lo pregunten al Atlético de los Kiko, Baraja, José Mari, Santi, Solari, Molina o Hasselbaink. El holandés, entre otros, abandonó el barco en su día y ahora parece que lo harán los Oliveira, Aimar, Milito y compañía. Fueron grandes culpables de un Zaragoza que hace meses era el paradigma del fútbol preciosista y ahora ha sufrido el mayor de los castigos. La catarsis está a la vista.