A pesar de la transición iniciada por Raúl Castro, Cuba aún es una dictadura; aunque muchos no quieran reconocerlo.
1.
Desde la subida oficial al poder de Raúl Castro, Cuba vive el comienzo de una transición. Con un poco de suerte -y buena gestión política- la isla dejará de ser una dictadura para convertirse en otra cosa. Es difícil predecir si será una democracia a la europea, a la mexicana o, como algunos dicen, volverá a ser el burdel de Estados Unidos.
A pesar de reconocer que está en marcha una transición, aún hay quienes se niegan a llamar dictadores a los hermanos Castro. Exacerban los logros de la revolución y minimizan sus lacras. Son fallos el sistema, ningún país es perfecto, La culpa principal es de Estados Unidos y su bloqueo, Todos los cubanos acceden a la educación y la sanidad, no como en otros países. Son algunas de las frases más usuales.
Sin embargo, una cosa está clara: en Cuba no hay libertad. Sin libertad, ningún sistema merece la pena.
Esta semanas se ha popularizado el blog Generación Y, gracias al premio Ortega y Gasset de Periodismo. Lo escribe Yoani Sánchez, una cubana valiente. Nada más y nada menos. Una chica que se sienta delante de su ordenador, escribe un artículo y espera a tener conexión para publicarlo. Yoani escribe sobre la realidad cubana. Sobre su realidad cubana (no debemos olvidar que en Cuba también hay clases: muchos cubanos no pueden salir de la isla: Silvio Rodríguez, sí). Por eso, no cae muy bien al régimen.
Unas fases de su último post:
Me advierten que sobre la mesa de alguna oficina descansa mi caso. Un expediente lleno de pruebas de infracciones cometidas, un abultado dossier de ilegalidades que he acumulado en estos años. Los vecinos me insinúan que me disfrace con gafas de sol y que desconecte el teléfono cuando quiera hablar algo privado. Poco, muy poco me aclaran- puede hacerse ya para que no toquen a mi puerta una mañana bien temprano.
He cometido un delito sistemático y execrable: me he creído libre.
Sus textos son breves, sencillos y contundentes. Los comentarios en cada post se cuentan por miles. Hace 10 días, el gobierno cubano impidió a Yoani salir de la isla para recoger el premio Ortega y Gasset.
Es una prueba tangible. Podrán permitir la entrada a los hoteles o liberalizar la venta de DVDs y teléfonos móviles... Mientras la ciudadana cubana del momento (incluida entre las 100 personas más importantes de 2008, según la revista Time) no pueda volar a Madrid a recoger un premio, Cuba seguirá siendo una dictadura.
2.
Curiosamente, o no tanto, está polémica ha nacido a raíz de un premio otorgado por El País, un diario que ha tenido sus contradicciones con el régimen castrista.
Durante años, era imposible leer una queja seria hacia Cuba. Igual que muchos españoles que se consideraban de izquierdas, el periodico justificaba con reservas el régimen.
Hoy las cosas han cambiado, pero aún quedan voces defensoras. Se pudo comprobar en octubre del año pasado. Era el 40 aniversario de la muerte del Che, y El País escribió un duro editorial. Un extracto:
Ernesto Guevara, el Che, de cuya muerte en el poblado boliviano de La Higuera se cumplen 40 años, perteneció a esa siniestra saga de héroes trágicos, presente aún en los movimientos terroristas de diverso cuño, desde los nacionalistas a los yihadistas, que pretenden disimular la condición del asesino bajo la del mártir, prolongando el viejo prejuicio heredado del romanticismo
El escándalo fue mayúsculo. Muchos ciudadanos quedaron (quedamos) extrañados ante ese cambio de rumbo. Poco después, 250 redactores protestaron y consiguieron publicar una carta al director en el propio diario mostrando su disconformidad con el editorial.
En el año 2007 (seguro que hoy también), aún había periodistas que consideraban que el Che Guevara era un revolucionario. Después de haber leído una de las biografías que se han escrito recientemente, es difícil defender su figura. Es difícil justificar frases como ésta: Los fusilamientos son, no tan sólo una necesidad del pueblo de Cuba, sino también una imposición de este pueblo.
3.
En el año 2000 el escritor José Saramago dio una charla en Zaragoza. Al final del coloquio, una mujer preguntó ¿Cómo puede usted seguir siendo comunista, después de las dictaduras de la URSS, de Europa del Este y de Cuba?. Saramago no respondió directamente. ¿Es usted católica?, preguntó. La mujer asintió. Entonces lanzó su cien veces repetida réplica. ¿Cómo puede ser usted cristiana, después de la quema de brujas y la Inquisición?
En abril de 2003, después de los fusilamientos de 3 secuestradores de una lancha para que pretendían emigrar a Estados Unidos, Saramago, renunció públicamente a seguir apoyando el castrismo.
Más vale tarde que nunca.
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