Las pruebas genéticas que se están llevando a cabo en Texas con los niños rescatados de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos del Último Día están provocando que familiares de todo el país se desplacen a El Dorado, al noroeste de Texas, para aportar muestras de ADN.
Es el caso de David Williams, un ex miembro de la secta de 32 años, que recorrió las 1.200 millas que separan Nevada de Texas para aportar una muestra de su ADN, con la esperanza de poder reunir a sus tres hijos con su madre. Según Williams sus hijos fueron obligados por su madre y ahora espera hacer todo lo necesario para su regreso. Como él, cientos de hombres han llegado a Texas a principios de esta semana para someterse a las pruebas.
Los test están destinados a determinar la identidad de los padres de los niños y las relaciones entre los grupos de hermanos, ya que varias mujeres están casadas con el mismo hombre. Los funcionarios encargados de la custodia han advertido de la dificultad de resolver dichas relaciones a causa de la similitud de nombres y las distintas versiones ofrecidas.
Tras un recuento definitivo de los niños, se ha establecido que son 418 los menores custodiados, tras esclarecer alguna confusión inicial que llevó a contabilizar a adultos como si fueran menores de edad.
Los niños están alojados en un centro provisional y las autoridades del Servicio de Protección del Menor, que sostienen que las chicas menores de edad fueron víctimas de abusos sexuales por parte de los hombres miembros de la secta, esperan colocar a los niños en grupos familiares en hogares de acogida hasta que se lleve a cabo el juicio sobre los abusos.
Sin embargo, miembros de la secta ya han manifestado su temor a que las pruebas sean utilizadas en persecución criminal contra la secta polígama.
De hecho ya se han encargado de montar una campaña de publicidad contra la intervención de la autoridades, argumentado que los niños fueron obligados a la fuerza por policías fuertemente armados con vehículos blindados y armas automáticas, y en su sitio web, CaptiveFLDSChildren.org, muestran escenas de la intervención llevada a cabo el 3 de abril, con la mujeres y los niños llorando y diciendo que no quieren salir de casa. Además se quejan de que las autoridades están tratando a los niños como en un campo de concentración.
La intervención a la que se refieren se produjo a partir de la llamada de una presunta menor de 16 años que afirmó haber sido violada y maltratada por su marido. La menor no ha sido aún identificada y las autoridades sospechan que la llamada fue en realidad realizada por Rozita Swinton, una mujer de 33 años de Colorado, que permanece arrestada, ya que se encontraron evidencias de que podría ser la autora de la misma.
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