Primíparas primarias

Hillary no se rinde, y aunque hace tiempo lo tenía un poco negro para llegar a la Casa Blanca, -The White House-, hoy lo tiene más fácil para seguir los pasos de su lúbrico marido tras su triunfo en las penúltimas primarias. Eso sí, debe llegar a la convención demócrata con las mismas posibilidades que los Lakers de Gasol.  "Aquende" los mares, también quiere llegar a los "play off", la Hillary española, Esperanza Aguirre... ¿o es Hillary Rodham Clinton la "Espe" americana?  

No son ni Redford ni Newman, ni mucho menos, Butch Cassidi  o Sundance Kid. Pero son "dos mujeres y un destino". "Clinton y Aguirre", -no confundir con una consultora ni con un despacho de abogados-, forman parte de la vieja=nueva=generación de políticos-mujer que están llamadas a dirigir los designios de los ciudadanos de medio mundo en el siglo XXI. Lejos quedan las Thathcher y más las Golda Meir. Pero ahora como antes las mujeres que se dedican a la política parecen hechas de otra pasta.

Hillary va sembrando su camino de miguitas de pan que Obama se va comiendo para que no encuentre el camino de regreso. Pero ella, que antes de ser Clinton ya era Rodham, tira también piedrecitas para que el el primer negro que aspira a la Casa Blanca se vaya tropezando. Mariano también quiere que tropiece esperanza, -con minúsculas-, y Esperanza, con mayúsculas. Por eso le dijo desde Elche, -tierra de arroces-,  que si quieres arroz, Catalina. "Puerta", que los liberales andan por Europa, y a enemigo que huye, puente de plata. Esperanza, que no se da por aludida, no dice que sí ni que no, pero de momento se ha abierto el debate de por qué no elegir candidatos mediante primarias.     

El debate es baladí y no es baladí. Sí es baladí, porque en árabe significa "mi tierra, mi nación", y de eso trata el tema de las primarias: de naciones, de tierras, de política en estado puro. No es baladí en la acepción española, porque el debate de las primarias, -en las que España no pasa de ser una simple primípara añosa-, no es más que la punta del iceberg de la democracia de los partidos.  Quienes lo han practicado han salido más escaldados que Don Gato de una piscina olímpica. Si no que se lo pregunten a Borrell o a la última candidata de Izquierda Unida, de cuyo nombre no quiero acordarme. La Constitución exige funcionamiento democrático en los partidos. Y éstos malacostumbran a pasarse ese mandato imperativo por el forro de sus Congresos. Desgraciadamente, los aparatos de los partidos, esos Tiranosaurios Rex de la política, impiden que la democracia que representan en el Parlamento, también esté presente de puertas para adentro. La democracia necesita primíparas primarias como agua de abril o mayo aunque al final quien gane sea Mac Cain. C'est la démocratie.