A las guerras no suelen ir nunca quienes las declaran. De la misma manera, las guerras jamás acaban en el propio campo de batalla. Las guerras dejan secuelas, huellas indelebles, que se las llevan a casa vencedores y vencidos por igual. Y después queda la siempre enojosa tarea de aprender a vivir con ellas. Pero eso, claro está, para quienes las ordenan cuenta poco, yo diría que nada.
Desde agosto pasado funciona en los Estados Unidos una línea de atención telefónica (línea caliente) dedicada a la prevención del suicidio entre los veteranos de guerra americanos. En este tiempo, la línea ha recibido más de 37.200 llamadas y se han realizado más de 720 rescates, algunos de ellos dramáticos.
La línea en cuestión forma parte del esfuerzo del Departamento de Asuntos de Veteranos por reducir el elevado número de suicidios que se producen entre los veteranos de guerra. Disponen de acceso a los expedientes médicos de los enfermos y de capacidad para combinar la respuesta con las emergencias locales y con servicios de seguimiento.
Según los expertos, se produce un promedio de 18 suicidios al día en una población de 25 millones de veteranos, de los que más de una quinta parte son cometidos por hombres y mujeres sometidos a tratamiento médico por dicho departamento.
La implantación de este servicio ha sido posible después de años de recibir duras críticas sobre el descuidado servicio que se suministraba a miles de heridos evacuados de las zonas de guerra de Irak y Afganistán. Muchos de los veteranos se quejan de las largas esperas a las que se ven sometidos a la hora de recibir sus prestaciones de invalidez y de la forma en que se trata a los soldados en situación de riesgo de suicidio. En concreto, más de 600.000 veteranos esperan un promedio de más de seis meses para cobrar las prestaciones de invalidez.
Según un estudio publicado por RAND Corporation, se estima que aproximadamente uno de cada cinco veteranos de Irak y Afganistán muestran síntomas de trastorno por estrés post traumático, lo que aumenta considerablemente el riesgo de suicidio.
La línea presta servicio 24 horas al día durante los siete días de la semana y supone una inversión de 3 millones de dólares anuales, además de los otros 2,9 millones del centro de investigación de salud mental de Canandaigua.
Casi la mitad de las llamadas recibidas en este período fueron de veteranos de guerra de Vietnam e Irak y alrededor del 30% de las mismas fueron realizadas por mujeres.
Al parecer, no es necesario que te mate un proyectil enemigo en combate, el horror debe ser tan grande que tú mismo te encargarás de ello un poco después.
Fuente The New York Times
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