ALCOHOL Y VOLANTE  

         Sin duda he escrito más veces sobre el mismo tema. Aunque me repita no me importa hacerlo si consigo

                 ....darme a entender y remachar puntualizaciones y conceptos que aún quedan como algo lejano y que no nos atañen. El alcohol es un azote que nuestras autoridades y nuestros empresarios no han terminado de entender ni comprender su alcance.

                     Por un lado están los que llaman "La cultura del vino". El vino y el alcohol no tienen ninguna cultura más bien acompañan a la degradación humana pero los grandes sabios así la llaman y lo promocionan. ¿Como? Con denominaciones de origen, mapas geográficos, industria, inversión, arte y arquitectura. Más bien un negocio productivo envuelto en diferentes colores y adornos. La cultura del vino se deberá a la educación recibida dsde tiempos de Noé y hasta de la parafernalia eclesiática con la ofrenda simbolizada en un cáliz donde se vierte y se da a probar de un rico vino. Puro, como mandan los cánones y además es sagrado.

                   Todo ello pasado a la vida real supone consentimiento, santificación y un elemento indispensable para la buena comida, el recorrido por las tierras de España y hasta para la salud. En otros tiempos conocía a quien el Whisky le suponía un vasodilatador y antianginoso

                    Así pues esta "cultura" está muy extendida y arraigada y tolerada. Pero sus consecuencias son funestas. Me he manifestado en diversas ocasiones en su contra y me vi obligado a mandar alguna misiva  al ministerio del interios y a la dirección general de tráfico. No se puede conducir bajo los efectos del alcohol. Desde joven he visto morirse a compañeros, a otros verles muy dañados y en el hospital se ven muchísimos más que los que son publicados en estado de embriaguez que llegan traídos por el Samur o el 061 o la cruz roja tras un accidente. La alcoholemia siempre es alta y si se reliza sondaje nasogástrico su contenido es vinazo o cubalibre.

                Vuelvo a realizar una propuesta, que en las autovías del país en aquellos lugares que se llaman paradores o restop o mesón a la orilla y con desvío se prohiba la venta de alcohol. Curiosamente el que lo paga no es el bebedor sino el otro o los otros y todos con una venda puesta en los ojos.