El cine español, en los últimos tiempos, está en casi permanente crisis. Al lado de la potente industria norteamericana, solo honrosas excepciones logran situarse en un puesto elevado en cuanto a número de espectadores. A pesar de esto, la producción anual de películas no disminuye gracias, en parte, a las subvenciones para mantener esta industria que forma parte de la cultura del país. Así que lo que quizás habría que plantearse es qué películas interesan y cómo hacerlas llegar al público.
El próximo viernes empieza la 11ª edición del Festival de cine español de Málaga , festival de referencia sobre el cine de nuestro país. En esta edición se presentan 15 films en la sección oficial a concurso de los cuales 8 son óperas primas. Este último dato es una buena señal. Los productores confían en directores noveles y en ideas renovadas que en ciertos casos saben conectar con el público. Veáse el ejemplo de la película El orfanato del debutante Juan Antonio Bayona o la propuesta innovadora de REC de los directores Jaume Balagueró y Paco Plaza.
Pero no es todo cuestión de talento, innovación o buenos productos. En el año 2005, la película española más taquillera, la que recaudó más en su primer fin de semana de exhibición que la última entrega de la saga Star Wars fue Torrente 3: El protector. O, volviendo al caso de El orfanato, ¿qué resulta ser más importante? ¿Un buen producto o una buena promoción? Algunos directores españoles como José Corbacho, que estrena su nueva película Cobardes en el citado festival, comentan la flaqueza del marketing en el cine español. Se necesita un marketing que sirva no solo para dar a conocer que una película se estrena, si no para venderla. Y en eso, ciertamente, los norteamericanos nos dan mil vueltas. No es que quiera yo justificar que con un buen marketing sea suficiente. Hacen falta buenos productos que promocionar. Pero lo que hay que evitar es que películas de calidad pasen desapercibidas por falta de promoción. No hay que irse muy lejos para recordar el caso de La soledad, flamante ganadora en la pasada edición de los premios Goya, con una más que discreta recaudación y con una segunda oportunidad en salas comerciales gracias a la promoción que le dieron los premios.
Hay otros factores que influyen en esta situación. El cine, en general, está perdiendo espectadores (cinco millones menos en el año 2007 para el cine español). Efecto lógico si se tiene en cuenta que prácticamente se ha convertido en un producto casi de lujo (una familia de 4 miembros se gastaría más de 30 euros en una tarde de cine e inevitables palomitas) y que nuevos canales y formatos junto con la tecnología nos permiten disfrutar en casa con buenos equipos en lo que a pantalla y sonido se refiere (e infinitamente más barato). Así que ante esta situación, el cine en general y el español en particular ha de reinventarse, saber adaptarse a nuevos formatos y hacerse más atractivo para los espectadores.
Hay un primer indicio de renovación que es una tendencia hacia hacer más cine fantástico, como las ya citadas REC, El orfanato o 3 días, un thriller apocalíptico del debutante Francisco Javier Gutiérrez que se presenta en el festival de Málaga. Ahora habrá que esperar para ver si esta tendencia se queda solo en eso o si realmente evoluciona y cómo el cine español. Del 4 al 12 de abril podremos ver las nuevas propuestas que se presentan en el festival de Málaga.
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