Dieciséis contra uno

El 20% de los blogs acapara el 80% del negocio y de la atención de los lectores, mientras que el 80% restante se ha de repartir como pueda el 20% de negocio y atención que sobra, como migajas de un exquisito banquete. La proporción es aplastante; dieciséis contra uno. No obstante, la gente está obsesionada con los blogs, hasta tal punto que cada día se crean 120.000 nuevos sitios.

Tengo un blog. ¿Y tú?

Quizá sea esta estadística la que ha llevado a Roberto de la Cámara García a escribir un post, con el ánimo de levantar polémica, en el que ha enumerado diez razones para no escribir un blog. Desde la pérdida de tiempo o la dificultad que conlleva, hasta la negación de que sea periodismo, pasando por el convencimiento de que tus amigos llegarán ineludiblemente a la conclusión de que tu vida sexual deja mucho que desear si decides hacerlo.

Sin embargo la red está a rebosar de blogs y existe una tendencia al alza en los diarios digitales de incluir blogs en sus sitios webs, incluso atrayendo a sus páginas a bloggers de reconocido prestigio y que son de los más seguidos en la red.

En el amplio espectro de la web 2.0 proliferan los posts con listas de argumentos para iniciar un blog y enriquecer tu vida social a través de la red y acopios de consejos para llegar a ser un bloguer de éxito. Pero, a pesar de la superabundancia, algunos, como Juan Freire en Soitu.es, no lo tienen todavía del todo claro y se preguntan ¿qué es un blog?

Algunos, como Edmundo Paz Soldán, consideran el blog como un nuevo género literario que una nueva generación de autores ya utiliza como eje de su proyecto narrativo, al que incorporan procedimientos emanados directamente de la convivencia diaria con las nuevas tecnologías de la información. Hernán Casciari y su exitosa blognovela “Más respeto, que soy tu madre” podría ser un buen ejemplo de ello.

Los hay incluso quienes los han convertido en elementos de militancia política activa, como Global Voices y su Guía para el Activismo Blog, entroncándolos con las raíces más profundas y diferenciadoras de lo que se ha dado en denominar Periodismo 3.0.

En este confuso coro de grillos, comulgo con Juan Varela cuando afirma que un blog es una voz. Es un eco en la conversación, un río que fluye en el discurso. En el blog se puede hablar de lo divino y de lo humano, porque lo que de verdad importa es hablar, dialogar con el otro. Desde el momento mismo en que comienzas a escribir estás iniciando la conversación. O de un modo más pragmático, el estilo Juan Freire, estás extendiendo tu piel de píxeles por un reino sin fronteras.

No obstante, con la que está cayendo, se me ocurre una excelente razón para mantener un blog, quizás la más contundente de todas ellas; mostrar una cierta y pronunciada inclinación al masoquismo. Si no, no se entendería del todo la expansión de la plaga bloguera.