CAMINO PRIMITIVO DE SANTIAGO 4ª ETAPA CASTROVERDE-LUGO

                          ¿Pero cuantos caminos hay? Podía contestar que muchos, pero solo hay uno y sí muchos itinerarios.

                          La mejor manera de decir soy un entendido en el camino de Santiago es andar por él. En los documentos vendrán muchos datos pero su recorrido también te ilustra y te enriquece de una manera práctica, caminando.

                         Seguramente muchos de Uds. se encontraban a orillas del Mediterráneo, en ningún punto en concreto porque hasta Tarifa es muy extensa la costa mediterránea o lo que pueda quedar de ella. Tal vez otros dándose un paseo por las fallas o en Sevilla intentando introducirse en su espíritu o simplemente degustando unas tapas. Otros seguramente ante el televisor viendo como se descacharran esos terribles juguetes de la fórmula I.

                        Nosotros, un grupo de Amigos del Camino de la provincia de Lugo hemos dejado los coches a un lado  y nos hemos puesto a caminar. Hemos realizado una etapa  algo dura por su longitud y con algún repecho que otro. Tiene un perfil descendente desde 617m. a los 460 de la capital. Se pueden imaginar, día gris, norteño con cierto aire no mucho tiempo por unas veredas rodeadas de prados y bosques de pinos y robles, algunos centenarios, con una raíces imposibles. Camino en muchos tramos cuidado con piso de arena, hojarasca y tierra húmeda. Caminos bordeados por corredoiras, esas tapias construías con láminas de piedra con las que hoy se harían mesas en mesones rústicos. De vez en cuando una aldea con sus casa graníticas rudas, grises, donde algún can nos saluda con su ladrido y donde se oye el canto del gallo.                                                                                    23 km. de soledad, de naturaleza viva en estado puro, donde puedes meditar o no pensar en nada, sobre todo cuando el cansancio hace mella desde tus pies hacia las caderas. Para que nadie se escandalice las caderas no se cansan por el contoneo sino por ser una articulación movida por una serie de resortes. El caminante no necesita contonearse . Es un acompañante constante el canto de los mirlos y el murmullo de los regatos. Vas en grupo pero caminas contigo mismo. Además de la experiencia del hecho de caminar, te oxigenas y purificas tus pulmones con el fiemo fresco, cuando te vas acercando a alguna vaquería.