La Bolsa de Idiomas pone en contacto a más de trescientos jóvenes interesados en practicar idiomas con personas nativas
La terraza de un bar de Príncipe de Asturias, un banco de la Alameda o una pista de tenis de la Casa de la Juventud se han convertido este curso en academias de idiomas. Porque en todos esos lugares, y otros muchos más, es donde quedan las más de trescientas personas inscritas en la Bolsa de Idiomas (Bi) de la Concejalía de Juventud para practicar lenguas con nativos. No importa la edad ni la afinidad social. Sólo mejorar los conocimientos y pasar un rato agradable.
Formar pequeños grupos integrados cada uno de ellos por un nativo francófono, angloparlante o de habla germana, por ejemplo, es el proyecto que la Bi ha puesto en funcionamiento este curso, con el fin de cubrir «la enorme demanda que tenemos de hablantes extranjeros. Así, en vez de poner en contacto a dos personas, un inglés y un español, reunimos a un pequeño grupo de gente, que tienen interés en practicar este idioma, con la persona de habla inglesa», explica Mari Ángeles Ortiz, una de las encargadas del Espacio Movilidad del Centro de Recursos Juveniles.
No todo el mundo que se ha apuntado desea practicar las lenguas más comunes, como son el inglés, francés, alemán e italiano, sino que echando un vistazo a las solicitudes de la Bolsa de Idiomas se puede observar que hay de todo un poco: árabe, búlgaro, chino, griego, holandés, japonés, polaco, rumano y ruso son ejemplos de ello. Aunque es probable que no tengan tanta suerte para encontrar un compañero: «Hay muy poca gente en estas condiciones y reconocemos que nos estamos esforzando por encontrarles un compañero acorde a sus intereses, pero es muy difícil satisfacer a este tipo de demandas. Es poco usual localizar a alguien que imparta búlgaro, por ejemplo», reconoce Ortiz.
El inglés, un 'problema'
Las mayores dificultades se encuentran a la hora de localizar a un angloparlante o una persona que ofrezca sus conocimientos medio-altos para impartir inglés.
«De las 349 personas que ahora mismo están dadas de alta en el servicio, sólo unas veinte ofrecen conversar en inglés, mientras que, por ejemplo, cien piden a una persona de habla inglesa para practicar», asegura la responsable.
Centros de estudio de idiomas de Cartagena, como la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) y la Alianza Francesa, animan a sus alumnos a inscribirse en la Bi para paliar el exceso de hablantes hispanos con respecto a otras lenguas como es el inglés. «Nosotros lo que hacemos es facilitar a nuestros alumnos la posibilidad de apuntarse en este servicio ofertado por la Concejalía de Juventud y para ello les proporcionamos la hoja de inscripción», asegura el director de la EOI, Miguel Ángel Meroño.
Sobre cómo funciona el servicio, hay opiniones para todos los gustos: «A mí me parece una idea excepcional. Mi compañera habla muy bien alemán y lo que hacemos es conversar media hora en español y otra media en alemán. A ambas nos sirve de refuerzo», asegura Isabelle Opel, una chica alemana que ha venido de voluntaria a España y trabaja en la Bolsa de Idiomas.
Sin embargo, hay otros cartageneros que no están tan satisfechos con el funcionamiento. Este es el caso de la estudiante de Turismo Cristina Calderón que, aunque reconoce que es una buena iniciativa, una de sus quejas es que «el servicio sólo lo utilizan unos pocos y eso que yo me apunté para enseñar inglés».
Por el momento, los usuarios de la Bolsa pueden practicar una lengua a la carta y sin necesidad de viajar al extranjero.
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