¿Otra vez el cuento del lobo?

Actualizado 15-01-2008 11:52 CET

A finales del XIX, bajo la excusa de proteger no se sabe qué intereses de los residentes americanos en Cuba, arribó el acorazado Maine al puerto de La Habana. El 15 de febrero de 1898 estalló por los aires partiéndose en dos, como una astilla podrida, y arrancando 256 vidas. Los titulares de la prensa sensacionalista estadounidense, a la mañana siguiente, apuntaron sin dudar a “un artefacto infernal secreto del enemigo”, sin que se hubiese iniciado ni una sola investigación al respecto.

Mediante la argucia de dicha falacia comenzó la Guerra de Cuba, rememorada con tristeza como “el desastre del 98”.

La táctica ancestral de intoxicar a la opinión pública para generar corriente a favor de una intervención militar, velando las verdaderas intenciones, debió quedar entonces grabada a cincel en las molleras de la clase dirigente americana, porque un siglo más tarde todavía sigue en vigor.

El ataque inexistente de las patrulleras vietnamitas al destructor USS Madox en el Golfo de Tonkin y las escurridizas legiones de armas de destrucción masiva en Irak son una buena muestra de ello.

Ahora, se repiten las patrulleras sanguinarias, esta vez iraníes, que al más leve avistamiento de un barco yanqui en la retina del horizonte, se lanzan cual capitanes sparrows del siglo XXI al saqueo y destrucción del enemigo. Y además se filma en vídeo a todo color, para más gloria de la sociedad de la información y la tecnología.

Después los iraníes, hacendosos ellos y que también filman vídeos, difunden otro que desmiente con rotundidad a quienes se suelen defender atacando, como Cruyff, y pone en entredicho su verdad esparcida por el mundo.

Y uno, que se toma muy en serio aquello de la historia, se sumerge sin bombonas en el mar de dudas que caracteriza al incrédulo y comienza a ver vídeos que se cortan al final y dejan la pantalla cerrada como una noche de invierno y voces que cambian como por encantamiento. Y, entonces, ese oleaje mareante te obliga a enfrentarte a la clásica pregunta teologal.

¿Debemos esperar una nueva guerra o, mejor, nos agarramos la cartera?

Podéis visionar los dos vídeos aquí

Di lo que quieras

Aceptar

Firma tus comentarios. Regístrate.

En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta.