Durante las próximas semanas, tal vez oigáis a unos cuantos fans afirmar con ojos desorbitados que Windows 7 es perfecto. Ni caso: son una panda de flipados. El nuevo sistema operativo de Windows, que salió a la venta el martes pasado, puede que sea un producto estupendo, pero no es perfecto. Seguiréis encontrándole unas cuantas de las constantes rarezas ya presentes en las anteriores versiones de Windows. Por ejemplo, para activar el sistema operativo sigue haciendo falta introducir una clave de 25 caracteres, una medida antipiratería incordiante para los legítimos usuarios mientras que de poco sirve contra los auténticos piratas. Y si compras un PC nuevo con Windows 7, es probable que te lo encuentres petado de software basura (software inservible que los fabricantes instalan a cambio de dinero, una práctica que técnicamente no llega a ser una falta en el sistema operativo pero que aún así arruina lo que a Microsoft le gusta denominar la "experiencia Windows."
Sin embargo, éstas no son más que pegas nimias: defectos intrascendentes de lo que, por lo demás, es un sistema prácticamente impecable. Efectivamente, el nuevo Windows no sólo es el mejor sistema operativo jamás antes producido por Microsoft. Podría decirse que es el sistema operativo para equipos de escritorio más rápido, intuitivo y útil disponible actualmente en el mercado. Windows 7 aventaja a Snow Leopard, el último sistema operativo de Mac, en varios aspectos importantes y le llevará la delantera a cualquier ordenador con una versión anterior del sistema operativo de Mac.
Que Microsoft haya producido un sistema operativo tan admirable nos ha pillado por sorpresa. Su último sistema operativo, Windows Vista, era un fiasco; si bien es cierto que Microsoft movió rápidamente ficha para enmendar sus múltiples defectos, Vista sigue acarreando el estigma de ser nefasto. Más de dos años después de su salida al mercado, Vista ha sido instalado tan sólo en alrededor de una quinta parte de los ordenadores de escritorio del mundo (cifra que sería impresionante para cualquier empresa excepto para Microsoft, cuyo negocio en su totalidad se basa en la idea del dominio del mercado global).
De manera que cuando Microsoft empezó a hablarnos de Windows 7 hará cosa de año y medio, nadie te habría culpado por pensar que se trataba de un montaje de marketing, un apaño rápido para sacar del aprieto a una marca que hacía aguas. Verdaderamente, como señalan sus detractores, Windows 7 comparte gran parte del código fuente de Vista y podría ser considerado como un mero service pack, un apaño, del impopular sistema operativo. Pero eso es como decir que Rachel Weisz tiene más o menos el mismo ADN que Washoe la chimpancé: puede que las diferencias técnicas no sean relevantes, pero la manera en que están organizadas y dispuestas las cosas cuenta un montón. El nuevo sistema operativo eclipsa al viejo de tal modo que con usarlo unas pocas semanas recordarás lo que es estar enamorado de tu PC.
¿Qué es tan genial de Windows 7? Para los principiantes, tiene todo lo que se le puede pedir a un sistema operativo: los programas se cargan y ejecutan rápido, tu ordenador prácticamente nunca se cuelga y el sistema casi siempre se aparta de tu camino. Esto último representa una mejora considerable sobre Vista, que solía interrumpirte en tu trabajo preguntándote reiteradamente si en serio, en verdad, querías hacer lo que acababas de pedirle que hiciera. Otra gran ventaja sobre Vista es que Windows 7 funciona bien con toda una variedad de periféricos de terceros, facilitando una rápida y sencilla conexión con impresoras, reproductores de música y todo tipo de gadgets. El sistema operativo tiene integrado un motor de búsqueda de gran precisión que enseguida encuentra cualquier documento o programa. Además, su aspecto es llamativo: los ingenieros de Microsoft le han lavado la cara al diseño de Vista en pequeños y bellos detalles, creando una interfaz que sigue tan lozana incluso después de tirarte ante ella ocho horas del tirón.
Pero lo que más me gusta de Windows 7 es la forma en que te ayuda a explorar en una pantalla abarrotada. Usar un ordenador se nos suele antojar arduo: sin duda trabajar con un PC mucho tiempo a largo del día acaba siendo un tostón lento y lleno de trabas. Tendrás un sinfín de ventanas abiertas desparramadas por el escritorio, archivos importantes dispersos por tu disco duro y señales centelleantes con pitidos que tratan de captar tu atención a cada dos por tres. A lo largo de los años, Apple ha sido líder ofreciendo maneras de lidiar con un equipo atestado. Pero en Windows 7, Microsoft se sitúa en cabeza.
Consideremos el nuevo y muy brillante sistema de gestión de archivos, llamado Libraries. Esta carpeta virtual ordena archivos con características comunes dispersos en distintos sitios de tu disco duro (por ejemplo, documentos de Office, o imágenes) en un mismo índice. De esta forma, cuando haces clic en la biblioteca de imágenes, ves todas tus fotografías en el mismo sitio, aunque los archivos en sí puedan estar guardados por todo el ordenador. Esto parece una tontería, pero acaba resultando muy útil cuando vas llenando tu ordenador de cosas. Pongamos que te acabas de descargar una serie de fotos, y ahora te gustaría modificarlas. Normalmente tendrías que ir explorando carpetas hasta dar con la carpeta de descargas para abrir los archivos en tu editor de fotos; pero con Libraries, tan solo tienes que hacer clic en tu biblioteca de imágenes y ahí las tienes todas, independientemente de dónde las hayas descargado en tu equipo.
Pero el no va más de Windows 7 es su nueva barra de tareas (el menú en la parte inferior del escritorio que te permite abrir programas y organizar las ventanas abiertas). A buen seguro, toma buena parte de su aspecto del Dock de Mac, pero lo supera de varias formas sorprendentes. Una innovación, llamada Aero Peek, te permite dar con la ventana adecuada incluso cuando tienes la pantalla inundada de pequeños recuadros. Imagina que tienes varias ventanas de Firefox abiertas y estás buscando la de Yahoo! Noticias. En versiones anteriores de Windows, dar con la acertada te habría llevado medio minuto. Con Aero Peek, no tienes más que deslizar el puntero del ratón sobre el icono de Firefox y aparecerán vistas en miniatura de todas las ventanas abiertas de Firefox. Y, lo que es aún mejor, si mantienes el puntero del ratón sobre la vista en miniatura, se maximizará la ventana y desaparecerán el resto de elementos. Dar con esa página de Yahoo es pan comido. (Aquí hay un vídeo que muestra cómo funciona).
Cada elemento de la barra de tareas también viene equipado con una característica que Microsoft denomina Jump Lists (listas de acciones asociadas a los programas sobre los que estás haciendo clic). Por ejemplo, haz clic con botón derecho del ratón en el icono de Word de la barra de tareas y verás una lista con los documentos recientes; haz clic en uno para abrirlo. Haz clic en el icono de Chrome y aparecerá una lista con tus webs más visitadas.
Los fans de Mac seguirán insistiendo en que sus sistemas operativos incluyen muchas de las características que he destacado. Es cierto, pero me he encontrado con que la forma en que Windows implementa dichas utilidades es más intuitiva que en un sistema operativo de Mac. Por ejemplo, las carpetas inteligentes de Mac permiten crear algo similar a Libraries de Windows 7. Pero la versión de Windows es más fácil de adaptar a tu gusto y necesidades (y por tanto, más útil) que las carpetas inteligentes de Mac. Hace tiempo que el sistema operativo de Mac incluye Exposé, un truco muy útil que reduce todas las ventanas de tu pantalla a vistas en miniatura, y Snow Leopard introdujo Dock Exposé, una funcionalidad muy similar a Aero Peek. Para poner en marcha Exposé, tienes que hacer un clic y sostener el icono, lo cual es más lento y forzado que simplemente pasarle el cursor por encima. A mucha gente le gusta pasar de un programa a otro con la combinación de teclas Alt+Tab en Windows, o con Manzana+Tab en Mac, pero a medida que lo haces en Windows, tu pantalla te va mostrando una a una todas las ventanas completas, no sólo el icono del programa que ves en Mac. Y, por último, para los usuarios avanzados, Windows 7 está plagado de métodos abreviados de teclado extremadamente útiles que te permiten mostrar, ocultar y abrir aplicaciones sin que tengas que recurrir al ratón.
Está claro que las diferencias son pequeñas. Pero ahí está la clave. Durante los últimos años, mientras Apple parecía estar innovando su sistema operativo OS en un tiempo récord, se había obligado a los usuarios de Windows a vérselas con equipos que estaban muy lejos de ser de vanguardia. Con Windows 7, ese ya no es el caso. Ahora que los dos sistemas operativos son prácticamente equiparables, tu elección de plataforma debería depender menos de una comparación de prestaciones que del precio, tu gusto y el hardware de que disponga el equipo.
Aunque Microsoft sea digno de reconocimiento por crear un programa tan grande, la empresa haría bien en no cantar victoria. Cualquiera que sea el éxito monetario que logre Windows 7, el software representa una raza en extinción. Los sistemas operativos de escritorio están siendo asediadas por todos los frentes: cada vez más aplicaciones funcionan actualmente en la Web, y la idea de ejecutar sistemas personales inmensos, complejos y caros se nos antojará, en su momento, extraña. Entretanto, estamos dejando atrás los ordenadores de escritorio en general (y Microsoft va a la zaga de Apple, Google, RIM, y otros en la creación de una plataforma viable para teléfonos móviles y otros dispositivos pequeños). Windows 7 es un logro culminante, pero el reinado ya no es lo que era.
*Artículo originalmente publicado en el medio digital estadounidense Slate.
Traducción: Carola Paredes
Y además: Ahora sí hay que actualizar XP, hoy se estrena Windows 7 (El Selector)
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