Cuando se habla de mitos en el mundo de la música, siempre se hace con artistas difuntos. El paso de la genialidad al Olimpo de los dioses ocurre al fallecer el músico. Entonces su vida, obra y milagros son motivo de peregrinación. Ahí están los casos de Serge Gainsbourg y los fans que día a día llenan las paredes de lo que fuera su domicilio con mensajes de admiración o las manifestaciones de fans que día tras día recibe la tumba de Jim Morrison. Son muy pocos, por no decir nadie, los músicos que reciben la calificación de mito en vida. Syd Barrett fue uno de los elegidos.
Cantante original, guitarra y compositor de la primera etapa de Pink Floyd, los locos años sesenta, la experimentación con drogas alucinógenas y una salud mental no muy buena le convirtieron en un juguete roto en muy poco tiempo. Tal cual lo cuentan Mike Watkinson y Pete Anderson en 'Crazy diamond. Syd Barret y el amanecer de Pink Floyd', considerada como la biografía más vendida en el mundo de las que hay sobre la figura del fundador de Pink Floyd y que ahora se edita en castellano en una edición revisada por los autores con motivo del fallecimiento de Barrett hace tres años.
En un viaje a través de la infancia de Syd, sus comienzos en la música, la formación de Pink Floyd y sus alucinógenos y psicodélicos primeros conciertos a través de un montón de declaraciones de personas allegadas al cantante y sus antiguos compañeros, así como fotografías personales, intentaremos llegar al fondo de la mente de Barrett. ¿Realmente toda su vida estuvo marcada por las experiencias con el LSD o había más problemas aparte del abuso de drogas?
Convertido en prisionero de sí mismo tras dejar (o ser invitado a dejar) el grupo y con una farragosa carrera como solista, la obra de Syd Barrett ha servido de referente para muchos músicos, incluso músicos punk, new wave y siniestros que, otra cosa no, pero sobre la psicodelia y los años sesenta decían de todo menos bonito. Ahí están los casos de The Jesus and Mary Chain que versioneaban uno de sus temas, Paul Weller que intentó reproducir el sonido de Barrett en una canción de los Jam, Marc Almond, Robert Smith de los Cure o Siouxsie and the Banshees que lo consideraron influencia máxima en la grabación de su disco de 1980 'Kaleidoscope'. John Lidon, de los Sex Pistols, se paseaba por Londres con una camiseta que ponía 'Odio a los Pink Floyd' pero, aún así, la figura de su antiguo cantante era respetada por todos y los propios Pistols llegaron a tocar en directo uno de sus temas.
Agobiado por la fama y no preparado para soportarla, según cuenta en el libro una antigua novia suya, Barrett se fue encerrando poco a poco en su mundo para terminar apartado de todo, viviendo retirado de los escenarios sin más preocupación que pintar o hacer trabajos de bricolaje en su jardín. Los grandes beneficios de sus composiciones para Pink Floyd le permitieron vivir de las rentas el resto de su vida, pero la tranquilidad y anonimato que tanto buscaba y que tanto ayudaba a su débil salud mental —se llegó a rumorear que sufría una especie de autismo— jamás le fue concedido.
No había día que algún fan llamara al timbre de su casa, gente que se cruzaba con él le sacaba fotos y abordaba por la calle y algunas revistas musicales llegaron a tener secciones fijas en plan avistamiento de ovnis donde los lectores podían contar dónde, cómo y cuándo se habían topado con Syd Barrett. Periodistas empeñados en escribir sobre él investigaban a la familia y hacían guardia frente a su jardín y a pesar de los ruegos de su cuñado que llegó a escribir una carta que se publicó en un diario inglés para pedir por favor que cesara el acoso de fans a Barrett, todo fue inútil. El colmo fue cuando el grupo TV Personalities tocó en directo como teloneros de la gira en solitario de otro Pink Floyd, David Gilmour, y tras dedicar una canción a Syd Barrett, leyeron en alto la dirección donde vivía en ese momento delante de todo el público. Esa misma noche eran expulsados de la gira.
A pesar del interés que había por parte de todo el mundo hacia su persona, Barrett huyó hasta el final de cualquier intento de volver a la vida pública. Su discográfica fue reeditando sus dos discos en solitario, cajas, recopilaciones con descartes y demás parafernalia que se vendían muy bien y ayudaban a su economía, pero siempre pasó de ofertas como la de una multinacional americana que llegó a ofrecerle una cantidad indecente de dinero sólo para que se pusiera delante de una grabadora y tocase lo que se le ocurriese junto a una serie de músicos (entre los que estaría algún miembro de REM, según rumores).
Algo tocó su cabeza en un momento dado que hizo que nunca quisiera recordar su pasado musical y que renegara de Pink Floyd. No hablaba con nadie de esos asuntos y no tenía el mínimo interés en nada que concerniera a su pasado. Incluso cuando Pink Floyd se volvieron a juntar tras su separación de 1981 en una ocasión histórica como fue en 2005 el Festival Live8 en Londres, sus familiares cuentan que no prestó atención a la noticia y ni se molestó en encender el televisor para ver el concierto en el que sus antiguos compañeros le dedicaban 'Wish you were here'.
Esta biografía escrita por Mike Watkinson y Pete Anderson es de gran ayuda para intentar entender un poco cómo funcionaba la cabeza de Syd Barrett (hacerlo del todo creo que es imposible) a la hora de crear la música que hizo. Considerada como de las mejores, esta obra estuvo a punto de ser llevada al cine por una productora americana y a pesar de realizarse un guión previo por los propios autores del libro, la oposición de otro Pink Floyd, Roger Waters, lo ha impedido hasta el momento. Las malas lenguas dicen que tenía envidia de la excesiva importancia que daban a la figura de Barrett como creador de Pink Floyd en contra del resto de miembros de la banda y, en particular, la de Waters.
Con prólogo del músico Julian Cope, la versión que llega a nuestras librerías de 'Crazy diamond, Syd Barrett y el amanecer de Pink Floyd' es la actualizada con motivo del fallecimiento del artista en 2006. Para ello se han añadido varios apéndices donde podemos descubrir qué hacen en la actualidad los protagonistas de la historia (novias, managers, amigos, músicos, familia...) y varios epílogos donde recopilan las reacciones que tuvo la gente con la edición original del libro al publicarse en 1991, así como el relato de los últimos años de vida de Syd Barrett antes de fallecer de cáncer. Una extensa relación de material sobre Barrett donde figura su discografía oficial con Pink Floyd y en solitario, singles y caras B, recopilaciones, discos piratas con grabaciones extrañas, canciones de otros artistas que tratan sobre él o discos donde podemos encontrar versiones de su obra realizadas por gente como David Bowie, Damned o Love and Rockets incluyendo no sólo las editadas en discos, sino las que se sabe han sido cantadas en conciertos o programas de televisión así como los diferentes libros, vídeos, documentales y demás memorabilia que existe sobre su figura, completan este exhaustivo trabajo que fue considerado por la prensa inglesa como un "informe dolorosamente exacto y agudo del ascenso, caída y auto reclusión de Syd Barrett".
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