Santiago de Chile.- Rodeado de parrillas repletas de carne y los tradicionales "choripanes", el candidato oficialista a la Presidencia de Chile, el senador Eduardo Frei, se dio hoy un baño de masas con motivo del Día del Feriante.
Acompañado por algunos de sus colaboradores más cercanos, Frei acudió al concurrido Parque O'Higgins, en Santiago, donde decenas de humildes feriantes celebraban su día ajenos a la intensa campaña electoral que vive el país a un mes y medio de los comicios.
Según los últimos sondeos, el independiente Marco Enriquez-Ominami alcanza a Frei, ambos con el 20 por ciento de los votos, mientras que el derechista Sebastián Piñera se mantiene como favorito con el 41 por ciento.
Pero lo más llamativo de las encuestas es que si ningún candidato supera el 50% y, por lo tanto, hay que celebrar una segunda vuelta el próximo 17 de enero, la distancia de Enríquez-Ominami con Piñera es menor que si su contendiente fuera Frei.
Con una primaveral camisa blanca y unos pantalones oscuros, con aspecto relajado y sonriente, el candidato de la Concertación agita el ambiente ante la sorpresa de los asistentes, abrumados por la presencia del comando electoral y, sobre todo, por la veintena de periodistas, fotógrafos y camarógrafos que lo acompañan.
"¡No me gusta, no me gusta!", le espeta una mujer con una voz que se pierde en medio de la algarabía y de los gritos de "¡presidente, presidente!".
Eduardo Frei reparte sonrisas y besos y estrecha manos, escoltado por un fornido guardia de seguridad y bajo la atenta mirada de Laura Albornoz, quien la semana pasada renunció a su cargo de ministra al frente del Servicio Nacional de la Mujer en el Gobierno de Michelle Bachelet para unirse a la campaña del candidato.
"Faltan cosas buenas para los jóvenes (...)", reclama una quinceañera que, a empujones, consigue abrirse paso entre las cámaras hasta donde está el ex presidente.
Frei parece tomar nota, le responde algunas palabras imperceptibles al oído en medio del barullo y sigue su camino a trancas y barrancas.
"¿Cuántas mentiras me trae en esta oferta?", pregunta en voz alta un hombre, mientras un grupo de mujeres observan al aspirante oficialista con ternura desde la media distancia mientras comentan: "Ay, míralo qué lindo (...)".
Sin perder por un momento la ligera sonrisa de su rostro, en momentos puntuales se adivina también un atisbo de agobio, quizás por el sofocante calor del mediodía chileno, quizás por el acoso del gentío.
El senador democristiano, hijo de un presidente y ex presidente él también, se detiene bajo la sombra de una tiendecita, donde conversa animosamente con los feriantes mientras saborea un jugo de chirimoya y unos trozos de carne recién sacada de la parrilla.
Los temas de moda de la música reguetón resuenan con fuerza en el parque para animar la fiesta, aunque Frei parece no reparar en ello, rodeado de un grupo que le lleva de un lado para otro mientras saluda, posa para las fotos y reparte besos entre las mujeres que le acechan.
"Donde esté la gente tiene que andar él, tiene que hacerlo no más", comenta sonriente una humilde anciana. "Se siente, se siente, Frei presidente", corea otro grupo de señoras.
Después de media hora de abrazos y achuchones, el candidato de la Concertación atiende brevemente a los medios locales que esperan apostados en el parque y, seguido por sus ayudantes, enfila rumbo a un coche que le espera. En campaña electoral, no hay tiempo que perder.
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