Santiago de Chile.- "Llegué hasta los cincuenta y pocos con esta especie de juventud prolongada hasta el extremo y luego levanté el pie del acelerador porque no quería ser un cantante muerto", confesó el cantante español Joaquín Sabina en una entrevista que publica hoy el diario chileno El Mercurio.
A sus 60 años, Sabina está inmerso en la promoción de su último disco, "Vinagre y rosas", que saldrá a la venta el 17 de noviembre y que incluye trece nuevas canciones, entre las que destaca "Tiramisú de limón", carta de presentación del álbum.
"La vida ahora no es tan nocturna, ni tan intensa, ni tan alcohólica, ni tan adictiva, pero disfruto de placeres como irse de gira durante un año y enfrentarse a muchos públicos, algunas fiestas después de los conciertos y visitar amigos", añade.
El artista iniciará su gira por España el próximo 20 de noviembre en Salamanca y desembarcará en Latinoamérica el 20 de enero con un primer concierto en Buenos Aires, al que probablemente seguirán otros dos en Chile, uno en Santiago y el otro en Viña del Mar.
Sabina define un "Tiramisú de limón", el nombre del primer single que lleva música del grupo español Pereza, como "algo imposible, como también lo es 'Vinagre y Rosas'. Pero son las cosas que me gustan a mí, entre lo dulce y lo amargo".
Otro de los temas del nuevo álbum, "Viudita de Clicquot", es según Sabina, una prolongación de la conocida "A mis cuarenta y diez", que el artista jienense escribió al cumplir cincuenta años.
Preguntado sobre la posibilidad de que el paso del tiempo marque con arrugas los ideales, Sabina dice: "Las utopías pertenecen al terreno de los sueños, y no me desprendo de ellos. Con los años lo que ocurre es que dejan de darse golpes contra la pared".
El artista reconoce que su vida transita "por un momento de razonable felicidad doméstica", lo que, sin embargo, no es "un estado apropiado para el tipo de canciones" que compone, y eso le llevó el pasado año a emprender un viaje en busca de la inspiración.
"Me aproveché de un amigo mío que estaba en una crisis. Nos fuimos a Praga, y de esta forma salió el núcleo de las canciones que más me gustan", explica el cantante, que compartió esa estancia junto al poeta madrileño Benjamín Prado.
"Hicimos ese viaje porque él estaba saliendo de un desamor y aproveché de verlo tan desvalido para robarle la inspiración", cuenta Sabina en otra entrevista que también publica este sábado el periódico La Tercera.
"Creo que por eso me ha salido un disco de desamor, que por cierto siempre son las canciones de amor más tristes. Pero también me he preocupado de abrir las ventanas y dejar que entre un poco de aire", advierte.
Al ser preguntado por los frutos de ese trabajo, Sabina se muestra cauto.
"No me declararía satisfecho con el resultado, no ocuparía esa palabra. Pero sí me atrevería a decir que estas canciones no me avergüenzan nada, que siento que estos cuatro años de espera han valido la pena", asegura el cantautor.
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