Vitoria.- El Estatuto de Gernika cumple mañana treinta años desde su aprobación en referéndum, con la misma división en torno a él que se ha repetido en los últimas lustros: lo celebran PSE y PP y los nacionalistas lo dan por amortizado.
De hecho, el acto de conmemoración del aniversario que se celebrará mañana en Ajuria Enea será el primero que organiza la presidencia del Gobierno Vasco desde que lo hiciera el lehendakari José Antonio Ardanza en el décimo aniversario, en 1989.
Desde entonces, en la Presidencia vasca no se había vuelto a celebrar el cumpleaños, e incluso el lehendakari Ibarretxe aprovechó la fecha, el 25 de octubre, para presentar sus planes de un nuevo Estatuto que superara el vigente y la eligió para convocar la consulta que finalmente no se celebró.
En la última década, las posiciones de los partidos han sido prácticamente las mismas que ahora: los nacionalistas se oponen a celebrar un Estatuto que dicen está "incumplido" y los constitucionalistas lo consideran vigente y el mayor acuerdo entre vascos logrado.
Así, el PNV no asistirá a la celebración porque siguen sin llegar más de treinta competencias de las previstas, mientras que otras formaciones nacionalistas, como Eusko Alkartasuna o Aralar, consideran abiertamente que el marco estatutario no es válido y abogan por superarlo.
En la actualidad, los gobiernos español y vasco han recuperado las negociaciones para que lleguen más transferencias a Euskadi, después de años de parón por la tirantez de relaciones que supuso la propuesta de nuevo Estatuto realizada por Ibarretxe.
En diciembre del año pasado se traspasó la investigación y el desarrollo, la primera competencia que llegó desde que nueve años antes se traspasara la autopista A-8.
Lo más importante que se está negociando es el traspaso de las políticas activas de empleo. En principio, llegará a Euskadi el 1 de enero de 2010. También se negocia la transferencia de la inspección de trabajo y las prestaciones educativas y sanitarias en las cárceles.
Además de trabajar para completar el Estatuto, el programa electoral de los socialistas, ahora en el Gobierno Vasco, incluía una apuesta por su reforma, pero por el momento no se han anunciado pasos para ponerla en marcha.
Seguirá vigente así el Estatuto vasco, que se aprobó tras muchas horas de discusiones. El presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el entonces presidente del Consejo General Vasco y luego lehendakari, Carlos Garaikoetxea, fueron los encargados de darle el impulso final, que concluyó con un apretón de manos en La Moncloa en la madrugada del 17 de julio de 1979.
El 25 de octubre de ese año los vascos votaron en el referéndum a favor de su nuevo Estatuto. Hubo 831.839 síes, un 53,1 por ciento, 47.529 noes, un 3,03 por ciento, y 644.105 abstenciones, un 41,1 por ciento.
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