Pamplona.- Las técnicas intervencionistas para el tratamiento del dolor crónico pueden mejorar los síntomas y la calidad de vida hasta en el 60 por ciento de los pacientes que no responden a la terapia farmacológica.
Así se desprende de los resultados aportados por los especialistas de la Unidad del Dolor de la Clínica Universidad de Navarra en la XV Reunión Anual de la Sociedad Europea de Anestesia Regional y Tratamiento del Dolor (ESRA), que se clausura hoy en Pamplona.
Organizado por la Unidad del Dolor de la Clínica, el simposio ha reunido durante tres días en Pamplona a más de 600 especialistas de todo el mundo para analizar los últimos avances en el campo de la anestesia regional y el tratamiento del dolor.
Se trata, según ha informado el centro navarro en un comunicado, del encuentro anual de la ESRA que mayor número de asistentes ha registrado y al que se han presentado un total de 241 trabajos científicos en formato de póster y de vídeo.
Según ha explicado Juan Pérez Cajaraville, presidente del comité organizador de la Reunión y responsable de la Unidad de Dolor de la Clínica Universidad de Navarra, combinar los medicamentos con las técnicas intervencionistas "aumenta notablemente el éxito terapéutico en el dolor crónico rebelde".
Entre las técnicas intervencionistas se encuentran "el abordaje epidural con administración de anestésicos locales y corticoides para el tratamiento de lumbalgias y dolores" producidos por una raíz nerviosa o las técnicas de neuromodulación, entre las que se incluye la radiofrecuencia, "que consiste en aplicar un campo electromagnético sobre el tejido nervioso para anular la transmisión nerviosa del dolor por las vías correspondientes".
"Al combinar el tratamiento farmacológico con técnicas mínimamente invasivas, el resultado final se alcanza antes y con mayor eficacia", ha dicho.
También ha comentado que se consigue además "una mayor satisfacción en el paciente, pues tiene una mejoría clínica más temprana, adelanta su reincorporación laboral, así como su regreso a la vida social y familiar".
Por otro lado, este abordaje multidisciplinar reduce el coste para la sanidad, "ya que evita que el paciente tenga que peregrinar por distintos especialistas hasta encontrar una solución a su dolencia".
En una unidad de dolor, el paciente es valorado por distintos especialistas -traumatólogo, psicólogo, rehabilitador- que determinan el mejor tratamiento para cada caso, por lo que, ha concluido, la tendencia "consiste en combinar tratamiento farmacológico, técnicas intervencionistas, psicoterapia y rehabilitación".
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