Madrid.- La Guardia Civil ha detenido a trece personas y ha desarticulado un grupo que se dedicaba a robar y falsificar recetas médicas, que luego vendía, y al que se han intervenido diez sellos de diferentes facultativos y miles de recetas falsas.
Según ha informado hoy la Comandancia de la Guardia Civil, el grupo tenía un entramado mediante el que adquiría, fraudulentamente, medicamentos que sólo pueden ser dispensados con receta y el sello de un médico.
Los sellos los vendían por 500 euros y cada receta falsificada por entre 20 y 30, por lo que la estafa a la Administración Pública podría haber ascendido a 250.000 euros.
La investigación comenzó a principios del pasado verano, cuando la Consejería de Sanidad y Consumo de la Comunidad de Madrid, dentro del Plan de Inspección para la Prestación Farmacéutica, comunicó al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, SEPRONA, que se había detectado la dispensación de recetas falsificadas en diversos puntos de la región.
Los agentes comprobaron, en colaboración con las policías locales, que todas la recetas eran del régimen de pensionistas de la Seguridad Social, y finalmente detuvieron a cinco personas e imputaron a una sexta por su presunta implicación en delitos contra la salud pública y estafa.
Se recuperaron tres sellos de facultativos médicos, 40 recetas que figuraban denunciadas como sustraídas, de una partida de 593, y más de un centenar de comprimidos de trankimacín.
En una segunda fase de la operación se detuvo a seis personas más y se intervinieron dos sellos médicos, más de 60 comprimidos de trankimacín y cerca de medio centenar de recetas médicas sustraídas.
La tercera y última fase se centró en localizar a dos personas que son reincidentes en este tipo de delitos y que, tras ser detenidas y puestas a disposición judicial, han ingresado en prisión.
La operación culminó con la intervención de cinco sellos pertenecientes a distintos médicos, más de 3.500 comprimidos de trankimacín, rubifen, tranxilium y rohipnol, y la localización de más de 400 recetas y diversa documentación falsificada utilizada para la adquisición de los medicamentos.
El método de actuación era siempre similar: alguno de los ahora detenidos visitaba las consultas médicas y aprovechaba cualquier descuido para sustraer las recetas y los sellos médicos.
Posteriormente colocaba el sello y falsificaba la firma, utilizando incluso documentación falsificada que había sido previamente sustraída.
Entonces acudían a las farmacias, normalmente diferentes para no llamar la atención, y compraban las medicinas, que utilizaban para consumo propio y, sobre todo, para venta entre sus conocidos.
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