Dicen los expertos que cuando el español compra una casa, lo hace pensando en que ésta es "para toda la vida", aunque luego se mude. De ahí que la 'vivienda ideal' tenga tres dormitorios. Sin embargo, el tamaño de los pisos ha menguado en los últimos años, y no sólo por un cambio del modelo familiar. Más han tenido que ver los altos precios alcanzados en la última década, y los beneficios que los promotores descubrieron en la venta de viviendas más pequeñas. Gracias a la crisis, las rebajas y el low cost han llegado al mercado residencial, y ahora por el mismo precio puedes comprarte una casa más grande, y los pisos pequeños ya no se venden ¿Qué hacer si tengo uno y necesito más metros cuadrados porque la familia crece? Algunos arquitectos y promotores nos ofrecen soluciones.
En los últimos 40 años hemos pasado de las familias numerosas —como la de Pepe Isbert en "La gran familia"—, que necesitaban un mínimo de 4 ó 5 dormitorios, a los núcleos familiares compuestos por 'singles', 'dinks', o divorciad@s y padres/madres solter@s, que se apañan con una o dos habitaciones. De ahí que los pisos de un único dormitorio se hayan duplicado desde 2003, pasando de representar el 24% del parque residencial, al 43%, según los datos de Foro Consultores.
Pero esta evolución ha tenido más que ver con una cuestión económica que con una transformación social. "Independientemente de si estás solo o no, todos intentamos vivir en la casa más grande que nos podamos permitir", apunta Fernando Encinar, de idealista.com, pero cuando los precios subieron durante el boom, las posibilidades de elección menguaron, y los promotores decidieron reducir el tamaño de los pisos para compensar el sobreprecio. "La gente compra mirando el precio final de la casa, no el coste por metro cuadrado —explica Carlos Smerdou, consejero delegado de Foro—. Si es asequible a su bolsillo, compra, independientemente del tamaño". La máxima es 'compro lo que puedo pagar'.
Y los avispados promotores supieron sacarle partido a la coyuntura. "Descubrieron que era más rentable hacer cuatro casas de un dormitorio que tres de dos", argumenta Encinar, quien critica que se abusara de este tipo de prácticas. "Amparándose en la excusa de los nuevos tipos de familia, intentaron sacar hasta el último euro cobrando el metro cuadrado de los pisos pequeños más caro que el de los grandes", dice. Es decir, que pagabas más por menos metros, pero en el montante final no se notaba. Un chollo para el promotor, pero un problema para todos aquellos que se compraron una casa más pequeña de lo que les hubiera gustado porque no podían pagar otra cosa. Más aún cuando se trata de un 'single' que ha encontrado pareja, o de una pareja que decide tener hijos. Entonces, los 35 metros cuadrados empiezan a resultar pequeños.
Para evitar entonces que la casa se convierta en el camarote de los hermanos Marx, el arquitecto Andrés Jaque ha ideado la Tupper Home. "El objetivo es conseguir que una vivienda de 40 metros cuadrados ofrezca las prestaciones de una de 70, optimizando espacios y evitando las zonas muertas, como vestíbulos, pasillos...", explica Jaque. Que cómo se consigue esto, pues empleando materiales plásticos que recuerdan mucho al tupper de toda la vida y que, según este arquitecto "son más baratos y ligeros, más fáciles de colocar, de limpiar y de reciclar, además de dejar pasar la luz".
Otras soluciones para aprovechar espacios pequeños llegan desde las compañías fabricantes de muebles. La italiana Tumidei ofrece distintas composiciones que ganan espacio construyendo hacia arriba. Y algo muy similar plantea la sueca Compact Living. También se puede crear un altillo (en este caso se necesitan techos altos) y emplear las escaleras que ha diseñado Aaron Tang, que pueden recogerse ajustándose a la pared, por lo que no ocupan espacio. La Universidad de Mid Sweden es la impulsora del proyecto Matroshka, que compacta en 4 metros cuadrados un sofá cama en forma de L, mesa, cuatro sillas, área de trabajo, armario y un montón de zonas de almacenamiento. Y también hay mini cocinas portátiles.
Todas ellas son un buen recurso para los que necesitan más metros cuadrados y no pueden comprarse otra casa, o les resulta difícil encontrar comprador para la que tienen, porque estos pisos que antes eran un 'caramelito', ahora no se venden ni con rebajas. "Son los que peor salida están teniendo", afirma Smerdou. Y esto está condicionando el futuro de muchas personas más allá de necesitar más espacio. Así, ahora es normal encontrar matrimonios rotos que se ven obligados a convivir "porque no pueden pagar otra cosa", nos cuenta Alberto Rubio, director de separacionline.com.
Hasta tal punto llega el problema que una inmobiliaria vende pisos exclusivamente a divorciados o separados. Se trata de Grupo Ternum, que se ha dado a conocer con su producto Separadossincasa. Con la colaboración de promotoras inmobiliarias y entidades financieras, ofrece a este colectivo la posibilidad de comprar una vivienda nueva sin pagar nada durante el primer año (ni notario, ni IVA, ni actos jurídicos documentados, ni ningún otro tipo de gastos, incluidas las 12 primeras cuotas del préstamo) y con casi un 40% de descuento en el precio final. "Para las promotoras, nuestra iniciativa constituye una oportunidad de vender sus viviendas, para el público al que nos dirigimos, una forma fácil de acceder a una casa nueva y, para los bancos, es una buena forma de diversificar el riesgo ante un posible problema de impago por parte del promotor", explica Daniel Millán, consejero delegado de la firma.
Y, para no pillarse los dedos, hay quien apuesta por ofrecer viviendas 'a la carta'. Desde el básico "elige el color de las paredes" que planteaban hace unos años algunas promotoras, hasta la casa a la medida que ha ideado Metrovacesa con su laboratorio ConstrucLab, que junta a compradores con los mismos intereses y necesidades; o la iniciativa "¿Hacemos piña?" de Grupo Santirso.
Mientras tanto, y pese a las bajadas de precio, los pisos pequeños no se venden. "Se están atascando porque la gente no ha bajado su presupuesto para la compra y ahora por el mismo coste tienen una casa más grande, debido a los descuentos", explica Jorge Rodríguez, de BtoB Marketing. Para "atrapar a un nuevo público objetivo", como los jóvenes, este experto cree que sería necesario que los precios "bajasen aún más", algo en lo que Encinar le da la razón.
Según el Observatorio Joven de Vivienda, suponiendo que una persona joven pudiera adquirir una vivienda libre sin endeudarse más allá del 30% de su renta, que es lo que recomienda el Banco de España, esta casa no podría tener más de 43 metros cuadrados de media, y para comprarla necesitaría cobrar unos 3.000 euros mensuales, esto es, un 133,15% por encima del salario medio de una persona joven.
Con este panorama, la emancipación juvenil es cada vez más difícil de llevarse a la práctica. "Una de cada cuatro personas entre 30 y 35 años aún vive con sus padres", afirma José Luis Arroyo, vicepresidente del Consejo de la Juventud de España. Además, "las tasas de emancipación se reducen en tiempos de crisis económica como el actual, e incluso retroceden, porque hay jóvenes que se ven obligados a retornar a sus hogares por el incremento del paro", apunta Arroyo, dando lugar a lo que ya se conoce como "síndrome del nido lleno".
En su opinión, la solución sería que los pisos pequeños se destinasen a crear un parque público de vivienda en alquiler para jóvenes; eso permitiría "cierta rotación, la movilidad laboral y una emancipación más rápida". Ejemplos tenemos a cientos en otros países europeos.
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