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Avoca, un paraíso de frivolidades irresistibles

Por JUAN RODRÍGUEZ (SOITU.ES)
Actualizado 20-10-2009 12:46 CET

DUBLÍN (IRLANDA).-  La capital de Irlanda no es sólo Guinness, pubs y frío. En el centro de la ciudad, escondido entre Grafton Street y Molly Malone, se encuentra un paraíso de frivolidades irresistibles que te dejarán tiritando... los bolsillos.

¿Qué se puede esperar de una tienda de cuyas paredes no cuelgan los productos en oferta sino tarros de jelly beans? Exactamente, la gloria. Estamos en Avoca, un gran almacén de frivolidades insertado en pleno centro de Dublín. Paseando por Suffolk Street, te la encontrarás casi haciendo esquina con la atiborrada Grafton y a dos pasos de la estatua de Molly Malone. Avoca, más que una tienda, es una temeridad. Entrar allí es salir con los bolsillos vacíos pero, ¡qué demonios! ¿Cómo vas a resistirte a esa tarta de Bailey´s, al jabón de aceite y mandarina o la 'Guía para ser una buena abuela' ('The Good Granny Guide')? Por no hablar de las agendas, los despertadores gigantes, las grapadoras con forma de perro o los pimenteros de formas abstractas. Avoca es un desván de caprichos encantadores, la caja de juguetes de un niño rico. Es El Corte Inglés regido por los umpa-lumpas de 'Charlie y la fábrica de chocolate'.

Avoca Handweavers comenzó su andadura como fabricante de telas en 1723 en el pueblo que le da nombre, Avoca, en el condado de Wicklow (conocido como "el jardín de Irlanda" por sus parajes de postal). Lo que no era más que un molino donde los granjeros acudían a esquilar sus ovejas acabó convirtiéndose en una empresa especialista en la venta de tejidos de fibra natural. Bufandas, alfombras y telas eternas se mezclan en los estantes con joyas, utensilios de cocina y kits de supervivencia para exploradores. Este cacao comercial, lejos de ser una improvisación, es su lema de venta: "Perhaps it´s because we are bored, but at Avoca we like to try new stuff" (Quizá sea porque estamos aburridos, pero en Avoca nos gusta probar cosas nuevas). Cada planta de Avoca es un antídoto contra el aburrimiento.

Empezando por la planta baja, donde tenemos el restaurante o 'foodhall' (una palabra que aquí usan casi tanto como la mantequilla). Una cucada con mesas de madera y sillas de colores donde reponer fuerzas tras un día de compras en el cercano St. Stephen´s Green. Si lo prefieres, puedes llevarte a casa cualquiera de sus productos delicatessen: pastas, salsas, cookies, pasteles, mermeladas, ensaladas, etc. Con lo que siempre acertarás es con algún café o chocolate de Butler´s Chocolate y Bewley´s, los dos locales con más solera de Dublín que tienen aquí expuestos sus mejores productos. No te olvides de sus libros de recetas, especialmente el 'Avoca Café Cookbook' (que ya va por la segunda entrega), con el que podrás cocinar en casa cualquiera de sus deliciosos platos. Una pista: la ensalada más demandada es la de queso de cabra, nueces, tomates secados al sol y albahaca.

En la primera planta, la de la entrada, tenemos la ropa para mujeres y los 'artículos de coña', que dirían en 'Top Secret'. Su línea de ropa femenina (Avoca Anthology, lanzada en 2002 y exportada a más de 600 tiendas de toda Europa) es atrevida, original y perfecta para combatir el frío dublinés: chaquetones, jerseys, gorros, bufandas, botas de agua, etc. Entre los 'artículos de coña' podemos destacar los paraguas con mapamundi incorporado, las velas de cumpleaños que celebran los '29 again', las bolsitas del 'te de la amistad', los felpudos que avisan de que en casa vive una 'Desperate Housewife', el mando a distancia para controlar al perro, el ventilador para moscas y la imprescindible 'The Hypochondriac´s Handbook', la guía para hipocondríacos que estábamos esperando.

Los juguetes copan la segunda planta, arrinconando la sección de ropa para hombres. Puzzles, disfraces, marionetas, cuentos, rompecabezas, peluches... Si no es electrónico, allí estará. En la última planta está la cafetería, donde los responsables de Avoca dicen preparar "el café más rico de la ciudad"... honor que se reservan las mayoría de las cafeterías de Dublín, pero quiénes somos nosotros para quitarles la ilusión. La verdad es que su café Latte está delicioso. Acompáñalo con uno de sus bollos (los danish o la pecan pastry son bastante populares por aquí) para rematar una jornada de ensueño en una tienda diferente.

Este negocio familiar no acaba en la tienda de Dublín. Avoca exporta su ropa a boutiques de todo el mundo, le pone su nombre a cientos de comidas, perfumes, cerámicas y útiles de cocina; y, además dirigen un jardín que es la envidia de los vecinos (sobre todo en un país tan dado a la jardinería como Irlanda). Para comprobar su mimo por el detalle más allá de los productos que tienen a la venta, qué mejor que acercarse a sus sedes de Kilmacanogue (establecida en unos antiguos jardines de la familia Jameson –sí, la del whisky-), Powerscourt House (ésta la veréis en cualquier folleto turístico de los hoteles), Rathcoole y Mount Usher Gardens (nueve hectáreas que se extienden a lo largo del río Vartry con más de 5.000 especies de plantas). Yo, de momento, me quedo en su local de Suffolk Street saboreando la tarta de zanahoria. Aquí os espero.

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