Bruselas.- El secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, insistió hoy en la necesidad de que los países de la organización envíen más tropas a Afganistán, a pesar de la complicada situación en ese país, donde el fraude electoral es causa de "preocupación".
Rasmussen dijo que es "aún demasiado pronto" para determinar el número exacto de soldados adicionales que se deberían enviar a ese país, después de que el jefe de las operaciones, el general Stanley McChrystal, solicitara 40.000 militares más.
Los ministros de Defensa de la Alianza estudiarán esta cuestión en la reunión informal que celebrarán los próximos jueves y viernes en Bratislava, aunque Rasmussen avanzó que no espera decisiones concretas en esa cita más allá del apoyo general a las ideas de McChrystal.
El responsable de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en unas declaraciones a la prensa, recalcó su apoyo a las conclusiones del general McChrystal en cuanto a que no hay que dejar que los talibanes puedan volver a ofrecer el suelo afgano como base para los terroristas de Al Qaeda.
Rasmussen dijo que espera de Bratislava "un acuerdo general" sobre la estrategia a seguir en Afganistán, lo que supone "un apoyo al enfoque" de McChrystal .
El secretario general insistió en que aún no se ha decidido cuántos soldados más harán falta en la República islámica, donde la OTAN actualmente dirige una fuerza de 67.700 militares de 42 países, de ellos 14 no miembros de la Alianza.
"Necesitamos más análisis antes de tomar una decisión", añadió Rasmussen, aunque insistió en que "todos los aliados deben estudiar que más pueden hacer en este aspecto".
La Casa Blanca dijo este domingo que el presidente de EEUU, Barack Obama, no tiene intención de pronunciarse acerca de posibles refuerzos para Afganistán hasta que no esté claro cuál será el próximo Gobierno en ese país y que está dispuesto a colaborar con los aliados.
El responsable de la OTAN coincidió en que hace falta "una clarificación de la situación política en Afganistán" antes de cualquier decisión sobre el envío de más tropas.
El responsable de la Alianza Atlántica reconoció que en los países miembros hay impaciencia, empezando por él mismo, por ver "un progreso claro" en la situación en el suelo afgano, comenzando por la puesta en marcha de un Gobierno "creíble" en Kabul.
Por ello, reconoció que la sombra de fraude en las elecciones presidenciales del pasado 20 de agosto es "motivo de preocupación", aunque recordó las circunstancias difíciles en que se celebraron los comicios.
Sin embargo, Rasmussen dijo que la comunidad internacional debe aportar más tropas, así como financiación y medios para formar a los soldados y la policía de Afganistán, a fin de que las instituciones de ese país puedan asumir sus responsabilidades en materia de seguridad.
Rasmussen insistió en que "hay luz al final del túnel" de Afganistán, pero que, para llegar allí, los aliados tendrán que hacer más ahora, a fin de no tenerlo que hacer después.
Esta última petición del secretario general de la OTAN coincide con la intensificación de la ofensiva diplomática lanzada por Estados Unidos para que otros países, miembros o no de la organización, mantengan o aumenten su participación en Afganistán.
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