La música y la moda van unidos desde tiempos inmemoriales. Figurines para representaciones de ópera, puestas en escena... Los músicos que se han preocupado por su aspecto siempre han tenido sus sastres personales (Loquillo mencionaba al suyo en los créditos de 'Mis problemas con las mujeres' como un miembro más del equipo de producción del disco) o han seguido las tendencias más vanguardistas del momento, cuando no han creado la suya propia. Sin ir más lejos, una de las bazas que jugó a favor de que se pusiera de moda Carnaby Street en Londres fue la afluencia de tiendas de vanguardia donde se vestía todo moderno que se preciara de serlo, tanto en los 60, como en los 70 y 80.
Con la teatralización de los espectáculos en directo y con Bowie, entre otros, a la cabeza, el concepto de vestirse para salir a actuar cambió radicalmente. Ya no era abrir el armario y ver qué se ponía uno encima. Ya había vestuario específico para los conciertos, los cuales se programaban como un todo, donde decorados, juegos de luces, repertorio y ropa estaba convenientemente ensayado y acordado y gracias al cual fueron varios los diseñadores que se hicieron famosos al especializarse en diseño de ropa para escenario, como la recientemente fallecida Ola Hudson, madre del guitarra de Guns & Roses Slash y conocida por sus trabajos para Bowie, con el que terminó manteniendo un romance.
La segunda década de los 70 y los primeros 80 fueron prolíficos en modas. Ricos y variados con la explosión de nuevos movimientos muy interesados en la apariencia. Punks, nuevos románticos, tecnos, new wave, popis... Aunque muchos de ellos se limitaron a ponerse encima todo lo que encontraban en las boutiques de moda y, en muchos casos, sólo era cuestión de ir a una tienda de disfraces y comprar ropa de pirata —Adam and the Ants o Bow Bow Bow— o pasearse por las caras tiendas londinenses y comprar lo más estrafalario. Había color, pero no originalidad propia ya que más de una vez podía encontrarse entre el público a alguien con el suficiente dinero para llevar la misma ropa que lucía el artista en el escenario. Así que si hay que nombrar a uno de los pocos iconos originales que han pasado a la posteridad, este es Madonna luciendo los sujetadores cónicos de Gaultier.
Cada vez son más los músicos que se meten a diseñadores o juguetean con el mundo de la moda. Ketama ha colaborado con Antonio Miró desfilando y posando en producciones de la firma, Miguel Bosé creando tendencia con la falda pantalón de Montesinos, Los Nikis actuando en la pasarela de Cibeles mientras Antonio Alvarado presentaba una de sus colecciones... ¿Está de moda la moda entre los músicos? Parece que sí. Hasta las hermanas Llanos de Dover, a las que hace cuatro días veíamos con vaqueros viejos y camisas de cuadros escupiendo en el escenario, hoy se pasean con bolsos hipercaros de marca, se van de compras por zonas pijas con Marta Robles entre comentarios y declaraciones más propias de Carmen Lomana que de unas rockeras grunges y posan sus, ahora, estilizadas siluetas en las primeras filas de los desfiles de las marcas más importantes.
El interés por la moda por parte de los músicos ha llevado a muchos de ellos a dar un paso más allá de asistir a desfiles o lucir prendas de marca y pasar al otro lado del espejo convirtiéndose en diseñadores, bien de sus propias marcas o como colaboradores de firmas ya consolidadas. Ahí está Missy Elliott con la línea 'Respect me' de calzado y ropa creada para Adidas. Tallas grandes, dorados, exceso y el buen gusto habitual en el hip hop americano es la característica principal de esta colección de ropa urbana para mujeres que lleva haciendo la rapera negra desde hace cinco años.
Más sobrio y con mejor gusto, que tampoco es difícil con su pasado mod, Paul Weller se ha unido a una de las marcas que llevan el adjetivo 'elegante' unido a su nombre, Fred Perry. Con ellos ha colaborado en una serie de ediciones limitadas de camisetas diseñadas por él y que incluyen su firma en la etiqueta interior numerada. Prendas de coleccionista, vamos, que tampoco es que se vea que Weller se ha roto mucho la cabeza con el diseño pero al menos ha mantenido la cordura, nada en comparación con el feísmo elevado al cubo que ideó el cantante de REM Michael Stripe para una propuesta hecha por Lacoste a una serie de famosos para que reinventaran su mítico polo.
Uno de los últimos músicos en meterse en esto del diseño es el productor Mark Ronson. Siempre de punta en blanco en todas sus apariciones públicas y fotografías de promoción, Ronson es de esos que cuando los ves, babeas literalmente, no sólo por la ropa que lleva sino por como le queda puesta. Con Gucci, Mark Ronson ha llegado al acuerdo de diseñar 16 modelos de zapatos para caballero y dos para mujer. Lo que hemos visto por ahora son cosas bastante normalistas y que cuesta imaginárselas puestas a un dandi como Ronson. Zapatillas de aspecto bastante normal o unos dudosos náuticos son las primeras propuestas del productor que por llevar su firma, estar fabricados por Gucci y venderse sólo en tiendas especiales, costarán un potosí.
William Rast es la marca propia de Justin Timberlake. Culo inquieto que lo mismo canta, que actúa o diseña, a la colección de ropa urbana donde imperan los pantalones vaqueros y las chupas de cuero informales ahora hay que unir el último capricho del ex niño prodigio Disney que desfloró a Britney: una colonia lanzada por Givenchy cuyo frasco supera los 70 euros y que hace que el ex miembro de la boyband N Sync pase a engrosar la lista de perfumeros ilustres como Carmen Sevilla, Paris Hilton o Bisbal.
Otro rapero (¿Se puede considerar a Timberlake como tal?) creador de tendencia es Kayne West, que sorprendía a todos con el modelo de zapas Nike creado por él y que lució en una entrega de premios como primicia de su acuerdo con la firma deportiva para la creación de una línea de calzado personal.
Normalmente los lanzamientos de ropa avalada por famosos suelen ser bastante exitosos. Los fans del músico son mercado potencial para comprar cualquier cosa que lleve su nombre. Y digo normalmente porque algunos se estrellan por pasarse de listos. Este verano aparecía Pretty Green, la línea de ropa de Liam Gallagher, que ha sido bastante criticada por su mediocridad y elevado precio. No es que sea tan horrorosa como el chándal poligonero de material con aspecto inflamable que hizo Madonna para H&M, pero casi.
Quejas por la calidad de la ropa lanzada por el líder de Oasis y diseños chochos y bastante vistos para precios elevados que van desde los más de 100 euros que cuesta un jersey a los 200 de una chaqueta. Por si fuera poco, casi todo se vende a través de una página web como si fuera una versión moderna del catálogo Venca. La línea de invierno no se sube a la red hasta noviembre, pero viendo lo que colgó en verano un consejo: hay ropa idéntica en Ben Sherman, Fred Perry y Merc que cuestan la mitad. Sin más.
El problema de siempre es el dinero. Normalmente las colaboraciones de músicos con firmas suele ser con primeras marcas ya de por sí caras que, al unir el nombre del famoso que diseñe realmente la ropa o no, incrementan el precio de los trapos unos cuantos euros. Para bolsillos modestos siempre queda el consuelo de lo que algunos denominan de manera irónica el estilo 'Hambre & Miseria'.
Siendo serios, la propuesta de la firma sueca H&M 'Fashion Against AIDS' es totalmente loable: una serie de camisetas diseñadas por famosos cuya recaudación va a parar a asociaciones de lucha contra el SIDA. Katy Perry, Roisin Murphy, Pharrell Williams/N.E.R.D., Estelle, Yoko Ono, Cyndi Lauper o Tokio Hotel son algunos de los nombres que han colaborado con sus diseños en la realización de las prendas.
Si cada vez son más los músicos que se meten a diseñadores, también las firmas de ropa cruzan al otro lado de modo inverso. La marca deportiva Adidas nos sorprendió con su colección dedicada al sello discográfico Motown con motivo de su 50 aniversario. Las zapatillas creadas para la ocasión no es que sean matadoras, pero hay un par de camisetas y sudaderas que no tendría ningún problema en ponerme. Si me leen los encargados de la marca de las tres bandas y las tres hojas, en redacción les dicen donde pueden mandarme el paquete con una selección que gustosamente me pondré y pasearé con orgullo. Camisetas talla L y sudaderas XL. Gracias.
Por último hablamos de Loreak Mendian. La firma donostiarra ha estado ligada desde el primer momento a la música al ser alguno de los socios de la marca dj y músicos. De hecho, el mostrador de la primera tienda montada en San Sebastián en la parte vieja era el mueble que guardaba dentro un par de platos y una mesa de mezclas. En su última colección han tenido el detalle de bautizar una de las prendas con el nombre de 'Anitua' en honor a Josetxo Anitua, componente del grupo Cáncer Moon, dj, responsable de una de las tiendas de Loreak en Bilbao (en Madrid otra de ellas está regentada por el ex Le Mans Ibon Errazkin) y fallecido trágicamente hace escasamente un año.
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