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El mundo del arte confluye mañana en Londres motivado por la feria Frieze

EFE
Actualizado 14-10-2009 18:33 CET

Londres.-  La feria internacional Frieze, que abre mañana, jueves, sus puertas al público en el Regent's Park de Londres, es el evento central de una semana en la que marchantes y coleccionistas confluyen sobre la capital británica.

En torno a esa feria, las salas de subastas organizan importantes ventas de "arte de posguerra y contemporáneo", aprovechando la numerosa presencia de potenciales compradores de abultada cartera, tanto europeos como de otros continentes.

Con todo, tanto Christie's como Sotheby's han moderado sus expectativas, y si bien se insiste en que sigue habiendo una demanda de arte de calidad, lo cierto es que esta vez la oferta es menos abundante y quienes compran arte como especulación van a tener más cuidado que otros años con los artistas vivos.

Incluso el británico Damien Hirst parece haber abandonado de momento sus calaveras de diamantes y otras extravagancias capaces de atraer a nuevos ricos y ha decidido coger otra vez los pinceles aunque con un resultado desastroso, a juzgar por los comentarios unánimes de la crítica, que se mostraba hoy inmisericorde con su osadía de exhibir sus "mediocres" pinturas junto a obras de los grandes maestros.

Parece ya cosa de un pasado lejano cuando se pagaban 33,6 millones de dólares (22,5 millones de euros) por una mujer abundante en carnes, desnuda y dormida en un sofá (Lucian Freud); 20,7 millones de dólares (14 millones de euros) por una flor gigante del estadounidense Jeff Koons o una subasta organizada por el propio Hirst de su obra, que lograba una recaudación de más de 100 millones de euros (149 millones de dólares).

La crisis se ha hecho también sentir en Frieze, cuya sección principal se limita este año a 135 expositores, once menos que el año pasado, aunque se ha incrementado, en cambio, el número de una sección especial titulada "Frame", dedicada a galerías pequeñas, tanto británicas como de países extranjeros, que no pueden pagar tanto.

Lo primero con lo que se topa el visitante al entrar en la feria es una especie de espejo dorado y cóncavo de Anish Kapoor, artista de origen indio al que la Royal Academy of Arts dedica ahora una gran retrospectiva, así como un gran pabellón triangular de cristales transparentes del estadounidense Dan Graham.

Después visualizas los muñecos de la francesa Julian Opie, espectaculares fotografías de paisajes asiáticos del alemán Andras Gursky, mientras que el estadounidense Cindy Sherman sigue asumiendo las más disparatadas identidades en sus autorretratos: desde una pecosa rusa de tiempos del zar, hasta una muchacha "punk".

La británica Tracey Emin continúa masturbándose en dibujo y gritando a quien quiera oirla su angustia existencial, y el veterano artista alemán Georg Baselitz, colocando boca abajo a sus figuras, fórmula que se ha convertido ya en su imagen de marca.

Hirst nos muestra una de sus ya famosas vitrinas, esta vez llena de instrumentos quirúrgicos, bajo el título de "La Noche de los Cuchillos Largos", tal vez una alusión premonitoria de lo que han hecho hoy con él los críticos.

Hay cortinas de plástico rasgadas de color azul o rosa, sillas hechas de cristales de las que cuelgan bolsos de mujer del mismo material, teletipos fluorescentes que salen de un cubo de basura, esculturas de barbudos embarazados o de una especie de figura de cera del actor británico Charles Chaplin (1889-1977), vestido de minero y con una pierna amputada en la que parpadea una luz como de las ambulancias.

En una rápida visita a la feria, uno no puede evitar la impresión de que la tendencia de buena parte del arte actual es la de converger con el diseño: un arte que parece hecho muchas veces para foyers de bancos o de hoteles, o para casas de moda como la que patrocina alguno de los premios.

Eso no significa que no haya en Frieze como en años anteriores obras de gran calidad, algo en que insisten, en declaraciones a EFE, las dos galeristas españolas presentes: dos veteranas como son Juana de Aizpuru y Helga de Alvear.

La primera, que celebra en el 2010 los diez años de apertura de su galería, y que asiste desde 1982 a las ferias internacionales como Basilea (Suiza), se muestra optimista, a pesar de la crisis, porque ha vendido ya tres piezas el primer día, reservado a los coleccionistas y la prensa.

Entre las que ha traído a Frieze hay dos obras del polaco Miroslav Balka, artista de quien, por suerte para ella, acaba de inaugurarse su instalación en la galería Tate Modern, lo que le ha dado una gran cobertura mediática.

Helga de Alvear, que también ha vendido el primer día (una gran foto de Santiago Serra), está orgullosa porque una de las suyas, una figura como los hombres filiformes de Giacometti encadenado como un preso a una gran bola blanca, de Michael Elmgreen e Ingar Dragset, ha salido reproducida en la portada de la edición que "The Art Newspaper" dedica diariamente a la feria.

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