Dice internet, que hoy todo lo sabe y todo lo miente, que sólo en la ciudad de Nueva York viven más de ocho millones de personas, de las cuales un 36% han nacido fuera de Estados Unidos. Extranjeros que, a diferencia de otras ciudades norteamericanas como Los Ángeles o Miami, no proceden de unos pocos países en masa, sino que abarca una diversidad que hace que ninguna comunidad sea predominante. Eso la convierte en la ciudad multicultural por excelencia.
Ingredientes que, unidos a Central Park, los rascacielos, los taxis amarillos e innumerables enclaves cinematográficos, convierten a la gran manzana en una auténtica cuna de relaciones personales de diferente índole y cultura, desde las historias de amor hasta los simples affairs de una noche, pasando por una mirada o una leve sonrisa. En Nueva York puede suceder casi cualquier cosa y, después de ver, 'New York, I Love You', todo el mundo querrá experimentar al menos una de esas cosas en esa ciudad. Por cierto, que Nueva York es una gran ciudad para relacionarse sentimentalmente ya lo pusieron de manifiesto antes Woody Allen y la serie 'Sex and the City'.
El germen de la película de Nueva York fue la versión parisina en el año 2006, un proyecto auspiciado por Claudie Ossard y Emmanuel Benbihy, en el que se contaban historias de relaciones sentimentales en pequeños fragmentos dirigidos por algunos de los directores más reconocidos del mundo. Parece ser que el resultado fue un éxito y que en Nueva York se enamoraron de París. Como los americanos también querían que el mundo se enamorara de Nueva York y Benbihy pensó que la gran manzana, como no podría ser de otra manera, sería un gran escenario para sus historias de amor y desamor, se puso en marcha el proyecto. Y, reuniendo a otro gran elenco de directores, extrañamente menos conocidos que los del 'Je t’aime' parisino pero no por ello menos recomendables, llegó ‘New York, I Love You'. Parece que las próximas versiones apuntan a realizarse en Río de Janeiro, Jerusalén o Shangai.
Lo cierto es que el elenco de directores que han participado en la película, en su mayoría con acierto, aunque no todos, pasa por Yvan Attal ('Mi mujer es una actriz'), Brett Ratner ('El Dragón Rojo'), Mira Nair ('La boda del Monzón'), Allen Hughes ('Desde el Infierno'), Joshua Marston ('María, llena eres de gracia'), Shekhar Kapur ('Elizabeth') o Natalie Portman, que ya dirigió el cortometraje 'Eve' con Lauren Bacall y Ben Gazzara. La eterna actriz 'lolita' se pone tras las cámaras para dirigir una de las peores historias de la película, por previsible, aunque no desentona del todo en un puzle perfectamente armado. A pesar de ello, la Natalie le ha ganado la partida a la Scarlett, ya que la musa rubia de Woody Allen no pasó el corte. Para Emmanuel Benhiby, el corto que dirigió Scarlett Johansson no tenía la suficiente calidad para ser incluido en el montaje final.
Entre el cartel de actores aparece también la propia señorita Portman, pero no en su corto, haciendo de judía y con la cabeza rapada aunque siempre preciosa. A ella se unen intérpretes de la talla de Orlando Bloom, en la piel de un atormentado músico; Cristina Ricci, su anónima asistente; Ethan Hawke, en el papel de un pseudoescritor pseudoseductor; o Robin Wright Penn, como esposa despechada.
Porque los escenarios de Nueva York son de todos conocidos y tiene un extraordinario poder cinematográfico. Porque las transiciones entre una historia y otra no son bruscas, sino que, aparte de utilizar los escenarios naturales de la ciudad para cambiar de tercio, algunas tramas se mezclan entre sí y se hace de una manera bastante orgánica. Además, algunos de esos cortos han sido divididos, de manera que aparecen y desaparecen a lo largo del metraje. Porque... ¿quién no quiere pensar en historias de amor o cruces fugaces con personas como Ethan Hawke, Cristina Ricci, Natalie Portman u Orlando Bloom? La película nos hace creer que si vamos a Nueva York, nosotros también podemos ser como ellos. O incluso estar con ellos. Porque no todas son historias de amor puro, sino que alguna son historias de sexo, otras suponen el sólo cruce de una mirada, o se habla de amores pasados, de relaciones futuras, o incluso de historias eternas, como la del matrimonio anciano dirigida por Fatih Akim. Y eso te cuenta todas las fases por las que todos hemos pasado. Y, para terminar, porque casi todas las historias, no todas, pese a ser rodadas de diferente manera, enfocadas con distinto objetivo, mantienen un rasgo estilístico casi común. Es casi indetectable, pero probablemente tenga que ver con la luz de Nueva York.
Uno piensa en Nueva York y parece que todo el mundo es artista. El que no es arquitecto es pintor (de cuadros). O si no, cineasta, actriz, músico, etc. Como si en la gran manzana no hubiera barrenderos o fontaneros. Mucha culpa de esa imagen la tienen las películas de Woody Allen y su agitada vida cultural en Manhattan. Bien, pues en 'New York, I love you', también. Hay músicos, pintores, actrices, escritores, cantantes de ópera, conversaciones sobre Dostoievski. Es decir, una panda de 'guayones'. Pero, sin vergüenza, hay que decir que molan, que le dan una vuelta de tuerca, que no son los típicos.
De lo que sí está plagada la película es de frases que justifican la elección de Nueva York como ciudad molona. Una cantante de ópera dice: «Lo que más me fascina de Nueva York es que nadie es de aquí, todo el mundo ha venido de fuera». Lo que viene a decir, que puede haber historias de amor entre gente de culturas totalmente diferentes. Un taxista de origen africano, con aficiones artísticas, por supuesto, dice: "Esto es Nueva York, la ciudad en la que todo es posible". Sería razonable añadir: "Si tienes dólares que gastar, claro". Una Robin Wright Penn desbocada apunta: "Lo que me gusta de esta ciudad son los momentos en que uno sale a fumarse un cigarrillo a las aceras". Viene a decir que en la 'zona de fumadores' (otra cosa que mola de Nueva York, no se puede fumar en los restaurantes) se puede conocer gente a la que llevarse a la cama en un tris. "No hay nada más excitante que hacerlo con alguien de quien ni siquiera conoces el nombre". ¿No es ésta última frase suficientemente contundente como para ir a Nueva York?
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.