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Koch confía que el Reino Unido y España cedan y acepten el plan de Magna para Opel

EFE
Actualizado 13-10-2009 12:47 CET

Berlín.-  El primer ministro del estado federado de Hesse, Roland Koch, uno de los "Länder" alemanes con plantas de Opel, confía en que el Reino Unido y España acepten el plan de Magna para la adquisición de la filial europea de General Motors (GM) y en que el contrato para la operación se firme el próximo jueves.

"Está habiendo una discusión sensata por parte del Reino Unido y de España. Es en interés común que salga adelante", indicó el líder regional de Hesse, de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller federal, Angela Merkel.

Koch se refirió así a las reticencias de ambos países implicados en el plan de salvación de Opel, especialmente por parte de España, cuyo ministro de Industria, Miguel Sebastián, negocia hoy en Madrid con el consejero delegado de Magna, Siegfrid Wolf, la viabilidad de la planta de Figueruelas (Zaragoza).

La reunión entre Sebastián y Wolf es continuación de las conversaciones del pasado viernes, en Berlín, donde el ministro español se reunió asimismo con su homólogo alemán, Karl Theodor zu Guttenberg.

"El jueves General Motors debe poder firmar el contrato", añadió Koch, quien advirtió que las negociaciones entre unos y otros no deben basarse "en amenazas" sino en un clima constructivo.

GM y Magna planean firmar el acuerdo este jueves, con la condición de que se garanticen las ayudas estatales en su totalidad, según avanzaron ayer medios alemanes.

El consorcio estadounidense se propone vender el 55 por ciento de la filial a Magna y el banco ruso Sberbank.

La casa matriz mantendría un 35 por ciento, mientras que el restante 10 por ciento se repartiría entre la plantilla.

El Gobierno alemán se ha comprometido a facilitar ayudas, créditos y avales por un importe de 4.500 millones de euros, para posibilitar la operación de compra, siempre que por parte de Magna se garantice la supervivencia de las plantas que Opel tiene en Alemania.

Esta operación requiere un plan de ajuste para todas las fábricas que Opel tiene en Europa, con un replanteamiento de la producción y la aplicación de expedientes de regulación de empleo, así como una serie de ayudas por parte de los gobiernos.

Los otros países temen que el apoyo alemán vaya en detrimento de las instalaciones que existen en el resto de Europa.

El plan de reestructuración de Opel contempla el despido en toda Europa de 11.000 empleados y una modificación de la asignación de los modelos a cada planta.

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