Efebófilos y leoperros

La criptozoología es la disciplina que estudia aquellos seres no reconocidos por la ciencia. Algunos seguramente se extinguieron hace tiempo, otros han pasado desapercibidos permaneciendo ocultos en lugares ignotos o pertenecen a la mitología popular. La mayoría son producto de las más desbordantes y creativas imaginaciones. Animales imposibles. Hablamos del Yeti y de Pies Grandes, del monstruo del lago Ness, del Unicornio, del Kraken o pulpo gigante, de ese tiburón enorme llamado Megalodón, de hermosos pterodáctilos voladores… Incluso del sangriento Chupacabras. Monstruos sin catalogar, apenas estudiados, fotografiados o filmados de mala manera, de cuya existencia sospechamos gracias a testimonios a menudo nerviosos y apresurados.

¡Qué suerte tenemos los españoles! Coincidiendo con el mal momento que atraviesa la ciencia en nuestro país, con el presupuesto para 2010 reducido en un 13% (el Instituto Geológico y Minero pierde el 29,14% de sus fondos, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas casi el 26%...), la criptozoología nacional, esa maravillosa pseudociencia, vive momentos de auténtica gloria. ¡No dejan de aparecer especies nuevas en nuestro territorio!

¿Saben ustedes qué es un Marozzi? Un felino africano legendario descrito en 1908 por el capitán Meinertzhagen, a medio camino entre el león y el leopardo, tan escaso y esquivo como para llevar décadas sin ser visto. El sueño de todo criptozoólogo, ¿verdad? Pues una auténtica mierda si lo comparamos con nuestro leoperro, el Marozzi ibérico. Seguro que ustedes han visto que los noticieros de todas las cadenas llevan días informando de la presencia de una leona en la zona del macizo de los Ports de Besseit, entre las provincias de Castellón, Teruel y Tarragona. "Es un animal muy peligroso", advertían, para deleite de los reporteros desplazados a la zona, los Mossos d'Esquadra encargados de localizar y capturar a la fiera. Pues ahora van a flipar: ya ha sido abatido y no era una leona, sino un leoperro salvaje, sin duda una compleja evolución ibérica del Marozzi africano. Con toda seguridad nos encontramos ante una nueva especie, cruce diabólico entre felino y can, cuyo estudio revolucionará la actual clasificación de los carnívoros. Gran trabajo de los medios de comunicación españoles.

¿Y qué me dicen del efebófilo? Ese sí que es un bicho raro de cojones. Hasta ahora, en el Cuerpo Nacional de la Policía de Menores sólo conocían la existencia de 'pedófilos', unas alimañas repugnantes en todas sus formas y categorías. Pero ahora resulta que tenemos una nueva subespecie, considerada menos sucia y más justificable en determinados ámbitos religiosos. Tan importante descubrimiento hay que agradecérselo al Vaticano, las cosas como son: "dentro de la iglesia católica no se debería hablar de pedofilia sino de homosexuales atraídos por adolescentes… Y sólo entre el 1,5% y el 5% de los religiosos ha cometido actos de ese tipo", dijo Silvano Tomasi, observador permanente del Vaticano ante la ONU. Qué poco, ¿verdad? Sólo entre el 1,5% y el 5%. Continúa Tomasi: "De todos los curas implicados en casos de este tipo, entre el 80% y el 90% pertenecen a la minoría sexual que practica la efebofilia, es decir, los que tienen relaciones con varones de los 11 a los 17 años".

Un tipo bien informado y magníficamente dotado para la criptozoología el señor Tomasi, sin duda. A los seres humanos nos encantan los seres inclasificables, los monstruos, los esperpentos. ¿Saben por qué? Porque nos encanta odiar.

Un motivo para NO ver la televisión.

Hoy dos vídeos, dos interpretaciones de un clásico absoluto y total. Primero la versión que ha regrabado Loquillo de la canción (hizo otra versión en 1993). Y después la original, la del gran Johnny Cash.