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Mankell jubila a su inspector Kurt Wallander

EFE
Actualizado 08-10-2009 11:21 CET

Madrid.-  Hace dieciocho años el escritor sueco Henning Mankell dio vida a Kurt Wallander, uno de los policías con más olfato de la literatura. Con la mayoría de edad y en un momento en que la novela nórdica presume de fenómeno mundial, el escritor jubila a su inspector con "El hombre inquieto", su último caso que mañana sale a la venta.

Considerado gurú de la novela policíaca nórdica, con más de 25 millones de libros vendidos en todo el mundo y traducidos a casi cuarenta idiomas, Henning Mankell ha decidido decir adiós a las aventuras del célebre inspector de policía llegado de la plácida, solo en apariencia, ciudad sueca de Ystad.

Sin desvelar los motivos de la despedida de Wallander, el escritor reveló el pasado mes de abril en Buenos Aires que con "El hombre inquieto", la undécima entrega, los lectores se darán cuenta al final de porqué no es posible un libro más de la serie, que en España ha publicado completa Tusquets desde 2001, diez años después de que Mankell publicara en Suecia el primer caso en "Asesinos sin rostro".

"Algo pasa en esta novela que hace imposible escribir otro libro, aunque Wallander no morirá", tranquilizó Mankell quien ha querido que su personaje envejezca al mismo tiempo que él, pues ambos han cumplido los sesenta.

En "El hombre inquieto", Wallander afronta la investigación con las facultades un tanto mermadas, su diabetes le pasa factura, sigue con sobrepeso, en ocasiones se pasa con la bebida y comienza a tener unos descuidos que harán que crezcan sus temores a la vejez y tomar conciencia de sus limitaciones.

"Ya no tengo cuarenta años y creo que debo reconciliarme con la idea de que el tiempo pasado nunca volverá", reflexiona Wallander que ha cumplido el sueño de vivir en el campo y tener perro, además de que su hija Linda lo ha convertido en abuelo de una niña.

"El hombre inquieto" arranca en 1983 con el enfado del primer ministro sueco, Olof Palme, tras leer un informe sobre la invasión en aguas territoriales suecas de un submarino soviético en 1981.

Casi treinta años después, en una mañana de invierno de 2008, un oficial de la marina sueca desaparece en Estocolmo, un suceso fuera de las competencias de la comisaría de Wallander pero en el que el policía se verá inmerso porque el desaparecido es el suegro de su hija.

La época de la guerra fría, el espionaje, los grupos de extrema derecha en el seno de la Marina sueca y los asesinatos por encargo se cuelan en esta investigación, la última del inspector creado por Mankell que recuerda con su regreso que, antes de Stieg Larsson, la novela negra sueca ya gozaba de prestigio y fieles.

Y es que Mankell abrió la brecha al éxito de la literatura nórdica y fue el primero en descubrir las miserias de una sociedad, la sueca, en apariencia perfecta, y en la que afloran la violencia de género, el racismo o los rincones más sórdidos de la sociedad y la política.

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