"Kubrick confiaba menos en la bondad esencial de las personas que yo"

SITGES.— Duncan Jones es un director novel que viene deslumbrando desde que se revelara el pasado Sundance con su ciencia ficción indie. Vamos a lo importante de verdad: 'Moon', una estupenda película.

Desde tiempos inmemoriales se ha venido diciendo que el futuro-pasado de la Tierra está en la Luna. La base desde la que los extraterrestres poblaron el planeta y de la que habrá que partir hacia otros mundos. El lugar en donde almacenaron los dioses, mortales o inmortales, el conocimiento que algún día tendremos. El testimonio dejado por Dios-Elohim-Jeovah de su alianza con los hombres. Para Jones, el lugar del que el ser humano, en un tiempo cada vez menos lejano, extraerá la energía. No otra cosa es la divinidad.

Sam, único habitante de la factoría selenita que surte de helio al planeta madre, ha firmado por tres años. El genuino trabajador por cuenta de la especie en el verdadero Faro del Fin del Mundo. Lo acompaña allí Gerty, el ordenador de a bordo. En una salida rutinaria, Sam sufre un accidente. Las claves nos las descifra el padre de la criatura, Duncan Jones:

¿Es necesaria la presencia de un hombre en la Luna porque una máquina no tiene sentimientos y eso la hace menos eficaz ante cualquier imprevisto?

La película está ambientada en un futuro con un cierto nivel de tecnología. Gerty es un compañero muy capaz para Sam, pero, atendiendo a su diseño y al funcionamiento de la base, se puede decir que la tecnología no es tan avanzada como para que las máquinas puedan hacer todo. Sam, por otra parte, es humano y tiene la capacidad para tratar con las cosas de forma espontánea y con la imaginación necesaria para sortear los problemas. Cualquier instalación industrial necesita seres humanos, aunque sea sólo como supervisores capaces de solventar eventualidades inesperadas.

Un 'Faro en la Luna'. La soledad. La necesidad de comunicarse. Con el tiempo, ¿obliga eso al ser humano a desdoblarse? ¿A mostrar sus diferentes facetas? ¿A enfrentarse, a pelear, consigo mismo?

El aislamiento puede suponer un costo terrible para un ser humano, pero una cosa que sí consigue es intensificar la introspección, que básicamente obliga a enfrentarse a uno mismo. Con 'Moon' quería aprovechar esta verdad psicológica e interpretarla literalmente. El resultado es que Sam descubre quién es realmente, un buen hombre injustamente tratado por la gente en quien pensó que podía confiar.

Gerty es la versión enrollada de Hal. Hay un fallo de funcionamiento en ambos y, sin embargo, los dos responden a su programación. El que el mal funcionamiento de Hal sea malvado, ¿es porque Hal ha llegado a ser casi humano?

Tendría que ver '2001' una vez más pensando específicamente en la respuesta a esta pregunta para poder crearme una opinión personal. Ciertamente, HAL es un ser "literal" en su programación, pero no estoy seguro de que eso se deba necesariamente a que sea cada vez más humano, aunque Kubrick parecía ser menos optimista acerca de la bondad esencial de las personas que yo. Una cosa que puedo decir es que en 'Moon' Sam vuelve a descubrir la bondad en sí mismo y eso procede de mi creencia optimista en la bondad esencial de las personas.

Las máquinas (Tyrrel Corporations) tienen una fecha de caducidad. ¿El saber que se le acaba el tiempo es lo que lleva a la máquina a denunciar lo que está sucediendo?

Como le dice Sam a Gerty al final de la película, "No estamos programados, Gerty. Somos personas". Sam es lo que todos somos, un ser sensible que busca amar y ser amado. Un animal social que desea tener una familia y seguridad. Una persona. Gerty, por otra parte, es un simulacro fantástico y complicado pese a que funcionalmente sean equivalentes.

Todo se produce a causa de un accidente. Si, a resultas de éste, el personaje no se rebelara y forzase su salida al exterior en busca de información, la situación se prolongaría indefinidamente. Es casi el mito de la caverna...

Me sentí abrumado y fascinado cuando leí 'La República' de Platón siendo adolescente, y estoy bastante seguro de que las alegorías del sol, la línea y la cueva tuvieron un efecto sutil pero importante durante mi crecimiento. Sam ha roto sus cadenas y es forzado a salir a la luz para ver la realidad del mundo en el que en verdad ha estado viviendo. No era consciente de mis pensamientos pero no puedo negar que inconscientemente esa historia y lo que significa ha tenido un profundo efecto sobre mí.

Si la acción hubiera tenido lugar 200 años más tarde sería una película del todo diferente. ¿Veremos en el futuro esa película?

Puedo imaginar argumentos con los que construir la secuela de 'Moon', pero no estoy seguro de que sea lo que quiero hacer. 'Moon' fue concebida como un tipo muy particular de proyecto, lo que esperaba sería un buen primer paso. Mi próxima película, 'Mute' aspira a dar un paso mayor, contando una historia diferente acerca de diferentes personas de vuelta a La Tierra en un caótico y excitante Berlín futuro. Sin embargo, no quiero dejar a los fans de la 'Moon' fuera. 'Mute' incluirá un pequeño cameo de Sam Rockwell, interpretando a su personaje Sam Bell, en un pequeño pero reflexivo epílogo de lo que ocurre al final de 'Moon'.

Tiempo al tiempo. El futuro.

"La diferencia entre una película de alto presupuesto y una de bajo presupuesto se concreta en que hay más tiempo para rodar y más película para quemar, y sólo en eso", afirma Sam Rockwell en la rueda de prensa. Y, a su vez, Duncan Jones: "Las películas de SF cuestan hoy tanto dinero que el objetivo principal es que lleguen a una audiencia enorme, lo que obliga a simplificar la narración. Espero que, según se abaratan los efectos especiales, la SF se atreva de nuevo con la imaginación, con historias elaboradas". ¿Hace falta, es útil, tanto efecto?

Presentada ayer en el Festival de Sitges y de estreno mañana en salas comerciales, 'Moon' recupera el clima, la textura, de una SF viva, próxima, convincente. Sin dinero ni para permitirse la música de Bowie —bromea el director—, nos seduce con lo mejor del género.

*Opina sobre Sitges en su debate de utoi