Tengo una corazonada

Un periodista pregunta a Rajoy: "¿Cree que debería haber dimisiones en Valencia?" El líder del PP parece no haber entendido la pregunta, puesto que sonríe con húmeda indiferencia y contesta: "Creo que en Valencia están apoyando la candidatura de Madrid 2016". Podría parecer que su respuesta es una de esas salidas por la tangente tan habituales en políticos incapaces, pero no. Es mucho más que eso. Es una traición del subconsciente. O una declaración de principios. O quizá las dos cosas. Un gesto. La silenciosa confirmación de un paralelismo ideológico, de una hermandad en la rapiña, de una sincronía depredadora. De una manera soez de entender la política, el poder. Valencia y Madrid son el PP, una banda, una piña (podrida).

En realidad, la respuesta de Rajoy es muda. Por tanto un perfecto ejemplo de comunicación no verbal, de torpeza gestual, de expresividad cero. Rajoy, en este caso, ni siquiera miente: él es así. Como los gestos amplifican las emociones, su inexpresividad le delata: es incoloro, insípido, transparente, translúcido. No es nada. "Un político... cóbrale por cada mentira que diga y te jubilarás mañana", aseguró el doctor Lightman, protagonista del primer capítulo de 'Miénteme', la serie norteamericana que Antena 3 estrenó anoche. Una ficción sobre un grupo de asesores de la policía especializado en detectar las mentiras de los delincuentes estudiando sus gestos, el tamaño de sus pupilas, su temperatura corporal, las inflexiones de voz. Ha sido un gran éxito en Estados Unidos, y debería serlo en España y en cualquier lugar del mundo: desnuda la mentira, uno de los motores de la humanidad.

"Algo huele a victoria en Copenhague", dice Gallardón para alegría de los medios de comunicación a su servicio. Es decir, para casi todos. Resulta lamentable la falta de espíritu crítico que muestran la mayoría de televisiones, periódicos y radios con el faraónico proyecto del alcalde de Madrid. La mayor sumisión la encontramos, sin duda, en TVE. Los telediarios de la televisión pública no informan sobre la candidatura de Madrid para las olimpiadas del 2016. Lo que hacen es promocionarla. Periodismo basura, sin un hueco para la crítica o la duda. "Los reyes han mantenido una actividad frenética en Copenhague, puesto que han estado en todos los sitios donde tenían que estar", aseguró una reportera sin aportar más datos. "Una ciudad con un transporte público modélico, que quiere ser olímpica. Que lo queremos todos sin distinción", dijo otra a voces, pero sin ruborizarse.

No lo entiendo: es muy fácil criticar el proyecto de Gallardón. Basta con intentar recorrer Madrid. En coche o a pie, en bici o en transporte público. Es una ciudad colapsada, agujereada, maltratada, asfaltada, endeudada, culturalmente muerta. En el Confidencial.com van más lejos ofreciendo una jugosa historia sobre la precaria situación económica y el alto endeudamiento del Ayuntamiento. La noticia incluye un párrafo francamente olímpico: "Según el Plan Financiero (del departamento de Hacienda municipal), el ayuntamiento de Madrid debería haber cerrado 2008 con un leve superávit, en lugar de con un déficit de más de 1.200 millones, como finalmente sucedió. A este déficit hay que sumar la deuda que arrastra el consistorio, y que puede superar este año los 8.000 millones. El equipo de Gallardón ha culpado a la crisis económica del agujero generado en las arcas municipales, pero lo cierto es que el incremento espectacular del endeudamiento comenzó en 2003, cuando Gallardón llegó a la alcaldía. En 2002, la deuda de Madrid era inferior a la de Barcelona, y en la actualidad la multiplica".

Tengo una corazonada: el proyecto de Gallardón fracasa de nuevo. Sería la derrota, al menos simbólica, de una política basada en la especulación y el ladrillazo, en las autovías y las recalificaciones, en las zanjas y los atascos, en los intereses privados por encima de los públicos. Más de treinta años después, Rosendo sigue teniendo razón:

Es una mierda / este Madrid / donde ni las ratas / pueden vivir.

P.D.

Dos frases magníficas escuchadas ayer en nuestra televisión:

• "Mi hijo es un humanoide. Por llamarle de alguna manera, de tanta humanidad que tiene". En el programa de Susanna Griso (Antena 3).
• "Michael Jackson tenía cicatrices detrás de las orejas y debajo de las narices". Corresponsal de TVE en Estados Unidos, en un Telediario.