TOKIO (JAPÓN).- La capital nipona tiene mucho que ofrecer al mundo y a cualquiera que la visite, pero de las cuatro ciudades candidatas para organizar los Juegos Olímpicos del 2016 parece la que menos probabilidades tiene de hacerse con ellos.
Nadie duda de que la ciudad esté preparada para dar cabida a un acontecimiento como éste, ni de que, de celebrarse aquí, serían un éxito de organización.
Es cierto que la cantidad de gente en la ciudad es exagerada y que eso, a pesar de lo bien organizado que está casi todo, no la hace la ciudad más cómoda del mundo precisamente, pero eso nunca es un verdadero problema a la hora de adjudicar los Juegos. En la Exposición Universal de Aichi (también en Japón) la afluencia de público sí que supuso un colapso absoluto, pero por la forma en que se suceden las pruebas en unos JJ.OO., donde existen unas localidades limitadas, ajenas al resto de los ciudadanos, la densidad de población no parece tan grave. Tampoco faltaba gente en Pekín y no fue mayor problema. ¿Qué es un vasito de agua en el mar?
Uno de los grandes argumentos que presenta la ciudad como reclamo es el hecho de ser capaz de organizar todos los eventos deportivos que requiere la Olimpiada en un espacio realmente concentrado, sin necesidad de llevar pruebas a localidades distintas y distantes.
Tokio cuenta con un frente marítimo en constante proceso de acicalado y modernización desde hace tiempo y la flamante isla artificial de Odaiba, una de las joyas de este plan (que sufriría un importantísimo espaldarazo), tendría un papel protagonista en los Juegos.
También parece que se aprovecharían, con un conveniente remozado, bastantes de las instalaciones aun en pie de los memorables Juegos de 1964 que tuvieron lugar en la ciudad, y a los que habitualmente se intenta aludir sucintamente. De hecho no tan sucintamente y prueba de ello es gran parte del grafismo que acompaña la candidatura, cuyos dibujos pretenden abiertamente recordar esa época.
Algo que resulta especialmente llamativo es que las diferentes pantallas gigantes de televisión que existen en la ciudad para escupir publicidad (y no son pocas) se utilizarían para acercar las competiciones a los viandantes, haciéndo realmente a toda la ciudad vivir y participar del el evento.
Pero no es el momento y el recuerdo de 1964 no ha lugar. Aquel importantísimo evento para Japón se enmarcaba dentro de un itinerario desarrollista y lavado de cara final tras la II Guerra Mundial, orquestado por los organismos internacionales pertinentes y habituales. Algo absolutamente ajeno a la situación actual.
Por aquel entonces la gente vivía tiempos felices y de prosperidad en un verdadero galopar hacia la completa realización del imposible consumista y un acontecimiento que centrara la atención del mundo en estos logros sería muy feliz y ufanamente recibido por todos los japoneses.
Sin embargo hoy el sentir general es muy distinto. A la mayoría de los tokiotas el asunto de los Juegos Olímpicos ni les va ni les viene y, particularmente, la atención del resto del mundo les es totalmente indiferente. Como país hace tiempo que alcanzó su lugar y un nivel de vida que dificilmente puede acrecentarse y que de hecho, bien al contrario, se pierde para la juventud.
Además, Tokio es una ciudad en la que los espacios públicos y la participación ciudadana en la vida de la urbe son inexistentes. Ha sido completamente expoliada por continuas olas de especulación (como cualquier ciudad 'moderna') y se ha ido cercando a la gente en esa espiral casa-trabajo-sitio donde gastar dinero que ha terminado alienando al personal hasta el punto de hacerle pasar absolutamente de todo. La ciudad parece sin rumbo, sin objetivo, sin ilusión...
Cierto que probablemente ante una pregunta directa sobre si les gustaría acoger los Juegos, ante un sí o un no, muchos contestarían afirmativamente, que vale (otros muchos no), pero de ahí a desearlo ilusionados hay un abismo.
Si lo que se pretendía era engatusar a la desilusionada ciudadanía con fuegos artificiales a mayor gloria del político de turno (Shintaro Ishihara, gobernador de Tokio) no les ha salido tan bien como en Madrid. Quizá no haber acogido unos Juegos Olímpicos todavía (cuando la mayoría de capitales europeas ya lo han hecho) y sobre todo esa rivalidad con Barcelona (pobres motivos) hayan facilitado en el caso español la reacción positiva de la gente.
Así que los tejemanejes de orden internacional y el interés de los oriundos, que sí son dos aspectos importantes a la hora de recibir el encargo de organizar los Juegos, no parecen estar de parte de Tokio y por tanto parece dificil que se los den.
Para terminar, cabría llamar la atención sobre el insustancial, anodino y hasta feo logo escogido para la candidatura de Tokio 2016 (un lazo símbolo de buenos augurios y suerte con los colores olímpicos, qué original) si bien ninguna de las otras ha estado tampoco muy inspirada.
En utoi estamos hablando de los Juegos 2016, las distintas candidaturas y Madrid como posible sede olímpica.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.