Fráncfort (Alemania).- Los concesionarios europeos de Opel están dispuestos a participar "con una importante inyección de liquidez" en la nueva compañía resultante de la compra de Magna a General Motors a cambio de voz y voto en las áreas de distribución y venta.
Así lo afirmó hoy el vicepresidente de la Asociación europea de concesionarios Opel (Euroda), Albert Still, quien precisó que quiere reunir entre sus miembros hasta 500 millones de euros.
Reveló que las asociaciones nacionales más importantes de Europa, entre ellas la de España y Reino Unido, han mostrado su disposición a participar en ese proyecto.
Still está seguro de que la asociación belga de concesionarios se sumará a la iniciativa, incluso si la nueva dirección de Opel decide finalmente cerrar la planta de Amberes, pues "también ellos quieren seguir vendiendo coches Opel".
El vicepresidente de Euroda reconoció que el objetivo de esa contribución es "participar como concesionarios en la nueva Opel para de esa manera tener derecho de intervención a nivel de distribución y ventas".
Los compradores de Opel, el consorcio austríaco-canadiense Magna y el banco ruso Sbarbank, han rechazado la participación de los concesionarios en la nueva empresa, pero según Still no la descartan si esa participación es en una división financiera aparte.
"Estamos hablando de un banco Opel, de un fondo o de una aseguradora", adelantó Still, que agregó que "todavía no hay negociaciones precisas en esa dirección", si bien "confiamos en que podamos iniciar un diálogo en la tercera semana de octubre".
Mientras, los representantes sindicales de Opel Europa volvieron a reunirse hoy en la sede de Opel en Rüsselsheim para preparar la ronda de negociaciones que celebrarán mañana con Magna.
En el centro de las negociaciones está el plan industrial que Magna y su socio aplicarán una vez se complete la operación de compra-venta.
Según el plan de reestructuración adelantado por GM y Magna, se suprimirán alrededor de 11.000 empleos en toda Europa.
Entre los países afectados por el ajuste, tanto Bélgica -donde la planta de Amberes se arriesga al cierre-, como Reino Unido -que cuenta con dos fábricas- o España, han hecho público su descontento con la forma en que se ha llevado a cabo la negociación y han denunciado que el plan de Magna favorece injustamente a las plantas alemanas.
También han exigido a la Comisión Europea que verifique si Berlín condiciona sus ayudas a Magna -hasta 4.500 millones de euros- a un trato más favorable a las factorías alemanas.
Desde Bruselas, el portavoz comunitario de Competencia, Jonathan Todd, recordó recientemente que la Comisión ha dejado claro que tiene la intención de examinar atención las ayudas a Opel.
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