Brasilia.- El canciller de Brasil, Celso Amorim, afirmó hoy que el Gobierno de facto de Honduras está "sordo" ante la comunidad internacional y muestra "una total falta de disposición al diálogo y a una solución pacífica" de la crisis.
Amorim expresó la "preocupación" del Gobierno de Brasil, en cuya embajada en Tegucigalpa está alojado desde hace una semana el presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, por los últimos acontecimientos en relación a la crisis en ese país centroamericano.
El ministro de Relaciones Exteriores explicó, en una rueda de prensa, que esas "preocupaciones" se refieren en particular al ultimátum que el Gobierno de facto le ha dado a Brasil "para asilar o dejar salir al presidente Zelaya" y a su negativa a recibir a una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA).
"Son hechos graves", que revelan "casi un estado de sordera del Gobierno de Honduras ante la comunidad internacional" y una "total falta de disposición al diálogo y a una solución pacífica" de la crisis generada a partir del golpe de Estado del 28 de junio pasado, indicó.
Amorim sostuvo que "hay una total falta de receptividad" por parte del Gobierno que preside Roberto Micheletti, que "denota un desconocimiento de la situación" que se ha generado.
El ministro reiteró que Brasil fue tomado por sorpresa por la llegada del mandatario depuesto a su embajada y que, por "una situación que no creó, prácticamente se convirtió en el guardián de un presidente democrático y legítimo de un país", como la OEA, la ONU y toda la comunidad internacional reconocen a Zelaya.
"Sería muy fácil simplemente retirar a los dos diplomáticos que están allá y el problema de seguridad de Brasil terminaría", pero "no se puede hacer eso, porque sería un gesto de cobardía, de falta de respeto a la propia democracia, y un incentivo a otros golpes de Estado en el continente", apuntó Amorim.
El ministro informó de que hoy conversó telefónicamente con los secretarios generales de la OEA, José Miguel Insulza, y de la ONU, Ban Ki-moon, así como con la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton.
Dijo que en los tres casos manifestó las preocupaciones del Gobierno de Brasil, incluso en relación a la "seguridad" en la sede diplomática en Tegucigalpa, y que hubo una "absoluta concordancia" y apoyo al papel que está cumpliendo el Gobierno brasileño.
"Tenemos que seguir dando protección a un presidente democrático, independientemente de cuáles sean sus tendencias políticas", apuntó.
Amorim también insistió en que la ONU debería tener un papel más activo en la crisis hondureña.
"Defendemos el papel de la OEA como interlocutor político, pero el no recibir a una misión precursora (de ese organismo) fue una verdadera bofetada a la comunidad internacional y una percepción totalmente equivocada de quienes ejercen el poder" en Honduras, dijo.
Según Amorim, "un mayor papel de la ONU podría tener un efecto positivo" y ayudar a que se encuentre una salida negociada, que en la opinión de Brasil debe llevar a "unas elecciones naturalmente dirigidas por el presidente legítimo" de Honduras.
Sobre la amenaza del Gobierno hondureño de retirarle el estatus diplomático a la legación brasileña si no define el estatus de Zelaya, Amorim recordó que la Convención de Viena "establece que, aún con una ruptura de relaciones, que no ha ocurrido, y aún en caso de guerra, la inviolabilidad (de la sede) debe mantenerse".
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