48 horas en la ciudad tabú italiana

NÁPOLES (ITALIA).-  Nápoles no levanta cabeza desde que en el verano de 2008 la basura inundara sus calles. Falta de recursos, oscuros intereses y apatía civil y administrativa llevaron a la ciudad a tocar fondo. La intervención del ejército acabó parcialmente con la alarma de los residuos hace ya meses pero la ciudad, que vive inmersa en una crisis casi permanente, no acaba de recuperarse. El año pasado no hubo turistas, este año sí que han empezado a llegar, aunque con cuentagotas. Hemos pasado 48 horas en la ciudad tabú italiana para acabar corroborando que su fama de sucia, peligrosa, anárquica, dejada, caótica, generosa, animada, acogedora y fascinante es del todo merecida.

Dónde me hospedo

El Hotel San Francesco al Monte es probablemente una de las mejores opciones, aunque no la más económica. Se encuentra en el Corso Vittorio Emanuele, una de las calles más atractivas de Nápoles pues recorre en alto la ciudad de este a oeste con una panorámica sobre el mar y la bahía. Para bolsillos más sensibles la alternativa puede ser el Albergue de Juventud, en Mergellina, muy cerca del puerto deportivo y de la elegante Piazza Sannazzaro, donde los camareros de las pizzerias prácticamente te llevan en volandas del coche a la mesa.

Dónde tomar café

El café es una institución en Nápoles, "mucho más que en Roma o el norte", te dirán orgullosos los napolitanos. Si con algo son sibaritas aquí es con la pizza y el café. Hay varios locales donde degustarlo, muchos de ellos centenarios. Uno es el Caffe dal Professore, en Piazza Trieste e Trento, junto a Piazza del Plebiscito. Allí, el que escribe estas líneas ha probado el que probablemente sea el mejor café de su vida. La especialidad es el caffè nocciolato, siempre acompañado de un vaso de agua natural o con gas que el mismo camarero te sirve sin que la pidas. En la misma plaza se encuentra otro histórico, el Caffe Gambrinus, también muy recomendable.

Dónde pasear

• Zona verde. Uno de los rincones más tranquilos y secretos de Nápoles es el Parque Virgiliano. Como me comenta un napolitano es uno de los lugares más civilizados y mejor tratados por el ayuntamiento. El parque se levanta sobre los acantilados del Cabo Posillipo, que se asoman al mar en el extremo oeste de la ciudad, desde donde se puede divisar toda la bahía con el Vesuvio y Capri en un extremo y las islas de Procida e Ischia al otro. Por la noche hay varias terrazas para tomar algo.

• Paseo urbano. En Chiaia se respira la Nápoles más burguesa y comercial, con elegantes edificios decimonónicos, tiendas de las principales marcas, cafeterías y placitas donde recogerse a descansar. El mar está a unos pasos y si el paseo se hace a mediodía siempre puede uno acercarse a los restaurantes del frontal marítimo a comer pescado. Una recomendación: Anema e Cozze, donde se puede degustar el pescado de la forma más genuina, en un cartucho de cartón, basta pedir un "cuoppo di cicinielli". Para entender la Nápoles popular, la ciudad de la religión y la superstición, del comercio al aire libre, de la anarquía y el caos motorizado, de los colores y las gentes, hay que acercarse al Cavone, un barrio de calles estrechas y empinadas donde se respira la auténtica ciudad canalla. Ropa tendida en las calles, urbanismo salvaje e ilegal, ajetreo y mezcla racial son algunas de las características del lugar. El cercano mercado de la Pignasecca es un espectáculo. Hasta hace pocos meses, uno de los protagonistas de Gomorra trabajaba allí vendiendo verdura.

Dónde darse un capricho

Los dulces forman también parte de la cultura napolitana. El más tradicional es el Babà, un bizcocho con forma de seta que se toma bañado en ron. El mejor lugar para degustarlo es Scaturchio, en pleno centro histórico.

Dónde tomar una copa

El Vomero es el barrio elegante de Nápoles, una de las zonas más tranquilas y seguras, frecuentada por la burguesía de la ciudad. Se encuentra en el monte del mismo nombre, al que se accede por medio de 3 funiculares diferentes. Allí hay locales de todo tipo: bares musicales, pubs irlandeses, enotecas, cafés. Un buen colofón a unas cuantas copas puede ser acercarse al mirador del castillo de Sant'Elmo, el punto más elevado de Nápoles y desde donde se disfruta de unas vistas espectaculares de la ciudad y el volcán.

Dónde comer

Cualquier napolitano te llevará a comer pizza a i Tribunali, una calle del centro histórico donde se encuentran tres de las consideradas mejores pizzerías de la ciudad: di Matteo, Sorbillo y Il Presidente. Pizza Margarita y Pizza Marinara son las preferidas por los locales.

Ni se te ocurra

Hacer visible ostentación de ningún objeto de valor o vestir camisetas de cualquier equipo que no sea el Napoli, son reglas sagradas sobre las que te advertirán todos los napolitanos. Luego están también las zonas prohibidas de la ciudad. I Quartieri Spagnoli (barrios españoles) se llevan la peor fama. Son callejuelas intrincadas junto a la principal vía comercial (Via Roma) en las que se refugian los cacos cuando cometen sus hurtos. Aunque la situación ha mejorado desde hace algunos años, conviene no confiarse. Se pueden visitar de día pero está terminantemente prohibido acudir de noche. La zona vecina al puerto industrial también es altamente desaconsejable y, en general, el centro de madrugada. Otro consejo es alejarse en horas nocturnas de las motos, ya que muchos de los robos siguen el patrón del tirón. Tomadas algunas precauciones, Nápoles es toda vuestra.