Adiós a los bolis, la música a tope, los chavales con mochilas llenas a reventar de papeles y las azafatas lanzando regalos desde sus tacones a las multitudes. El SIMO de 2009 sólo se parece al SIMO de siempre —la principal feria informática española— en el nombre. Tras su suspensión el año pasado debido a la espantada de los expositores, que de pronto dejaron de verle el interés a una onerosa cita que no satisfacía ni a profesionales ni al gran público, la organización ha tratado de resucitar la feria volviendo al público corporativo y a la esencia de los negocios. Pero esta mañana ni siquiera la aparición del Príncipe de Asturias por algunos stands ha conseguido impresionar a los visitantes que no paraba de repetir "qué pena, pero qué pena".
Mucho más pequeña, corta (termina el día 24), temprana (se ha adelantado a septiembre) y con algunas ausencias a pesar del apoyo de grandes como HP, Telefónica, Vodafone, Dell o Red.es, la feria se ha distribuido en sólo dos pabellones en los que el pladur disimula los espacios vacíos. Uno de ellos lo ocupa por completo Microsoft (acompañado de 50 partners) para presentar la única noticia que probablemente salte de este SIMO: el lanzamiento de Windows 7. Pero Microsoft no sólo se ha ofrecido como salvador de una feria en decadencia, sino de toda una industria.
En un encuentro con la prensa, la presidenta de Microsoft Ibérica María Garaña dejaba clara la potencia de sus empresas y la de sus sistemas operativos repitiendo el mensaje de que Windows 7 revitalizará no sólo a su multinacional, sino también a todo el sector, "desde los fabricantes de hardware, compañías de software, proveedores de servicios hasta el canal de distribución" en un momento en el que por primera vez ha descendido la venta de ordenadores en España. A la pregunta de cuántos sistemas operativos pensaban vender en España, Garaña respondía que esperaban un Windows 7 en "todos" los nuevos ordenadores, especialmente ahora que el nuevo Windows es apto para ultraportátiles. Acogiéndose a los datos de IDC, Microsoft cuenta con vender más de 177 millones de copias de su programa a finales de 2010. La compañía de Redmond calcula que por cada euro que ingresarán por Windows 7 generarán 19 para su "ecosistema" de empresas relacionadas.
Dejando aparte los ordenadores táctiles donde probar el nuevo Windows, el visitante despistado que se pase por esta edición del SIMO buscando gadgets que toquetear o algo de ambiente deberá conformarse con echar un vistazo a algunos productos de HP, revolotear entre un público no muy abundante formado por señores trajeados, pasar por alguna de las conferencias del discreto programa organizado por el Insituto de Empresa o lidiar con un montón de menciones a apasionantes términos como "canal de distribución". Entre los expositores buscamos a algunos de los habituales de las ferias que el año pasado nos ayudaban a entender por qué se cancelaba el SIMO y que han vuelto a montar su stand tras el parón de 2008. "Ha habido un cambio evidente. No sé si bueno o malo, pero desde luego ha sido un cambio", dice Alberto Calvo, director de Comunicación de la empresa riojana de alojamiento y registro de dominios Arsys. Aunque el directivo es prudente valorando el desarrollo de una feria que acaba de comenzar, defiende que su empresa debe estar "en cualquier iniciativa".
Y es que el SIMO, aunque ya no le caiga bien a nadie, es lo que hay. "¿Cómo no vas a estar? Es la única feria española, recuerda que el 3GSM de Barcelona pueden llevárselo en cualquier momento a otro lado. Se ve un intento de que sea más profesional, y no deja de generar networking, contactos. Antes esto parecía un supermercado, un festival, y puede que ahora sea más fácil hacer negocios", explica el directivo de la operadora de SMS Lleida.net Gerardo Neistat, encantado de que por fin la madrileña sea una feria silenciosa, sin música ni voces fuera de tono. "Si con muchos menos visitantes se hacen los mismos tratos, mejor", concluye.
Los únicos que se atrevían en este primer día a hacer balance positivo sin ambages de las horas que llevaban en el SIMO eran los emprendedores a los que, como premio por participar en la convocatoria Vivero, se les había regalado el stand. "Merece la pena por la repercusión mediática", dice Miguel Ángel Díaz Ferreira, fundador de Red Karaoke mientras desgrana la lista de medios interesados por su proyecto, uno de los pocos "aptos para el gran público" en una cita llena de trajes oscuros y opacas siglas. Desde la start-up gallega Ipoki, Andrés Ribera también defiende que aún con poca gente el "networking" funciona.
Pero algunas preguntas sobrevolaban los pabellones del recinto ferial IFEMA. ¿Resultará la nueva fórmula del SIMO? ¿Qué hubiera sido de él si Microsoft no hubiera desplegado su maquinaria? De momento parece pronto para saberlo, pero que este año se haya celebrado no quiere decir que sea para siempre. Un alto cargo de una de las empresas mejor representadas en la feria confesaba por lo bajinis en una de esas mesas de "networking" que el SIMO está herido de muerte, que quizá este sí que sea el último año y que la organización debería haber esperado a que escampara la crisis para recuperar la cita.
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