Bogotá.- La comunidad internacional hizo hoy un llamamiento al presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, y al depuesto, Manuel Zelaya, para que eviten un aumento de la tensión que pueda desatar la violencia y dialoguen para buscar una solución a la crisis.
La sorpresiva reaparición en Tegucigalpa ayer de Zelaya, que se refugió en la embajada de Brasil, despertó el temor de diversos países y organismos internacionales por su integridad física, así como por acciones de violencia como las de la pasada madrugada entre sus seguidores y las fuerzas de seguridad, que obedecen al Gobierno interino, cuya legitimidad no es reconocida por ningún país.
La Unión Europea (UE) solicitó a las dos partes en conflicto, a través de un comunicado de la presidencia sueca de turno, que se abstengan de "toda acción que pudiera incrementar la tensión y la violencia" y destacó "la importancia de una solución negociada".
Poco después, la comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, insistió en que Micheletti y Zelaya promuevan la calma para evitar que aumente la tensión entre la población.
"Ahora, más que nunca, es imperativo que los señores Zelaya y Micheletti, pero también las ramas legislativa y ejecutiva del Gobierno, así como los candidatos a las próximas elecciones presidenciales, se unan en un esfuerzo común en favor de una solución acordada", añadió.
Ferrero-Waldner habló desde Nueva York, donde participó en una reunión de la "troika" de la UE con los ministros de Exteriores del Grupo de Río y donde se concentraron los representantes de todos los países del mundo para la apertura de la conferencia mundial sobre el cambio climático de la ONU.
Desde allí, el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, reveló que había conversado telefónicamente con Zelaya y le había pedido que no diera argumentos a las autoridades golpistas para una violación de la sede diplomática brasileña.
También el alto representante de la UE para la Política Exterior, Javier Solana, dijo que Zelaya había sido advertido de que "no hiciera nada que pudiera empeorar las cosas".
Por su parte, el canciller argentino, Jorge Taiana, igualmente desde Nueva York, urgió a Micheletti a que cese la "represión" contra los manifestantes, tras los choques de la madrugada de simpatizantes de Zelaya con la Policía y el Ejército.
"Ahora la prioridad es velar por la integridad física de Zelaya y de los hondureños", subrayó Taiana, que apeló al "diálogo".
En el mismo sentido, el presidente de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, solicitó al Gobierno de facto hondureño, durante una reunión con Lula en la "Gran Manzana", que respete la integridad de Zelaya y de la embajada brasileña, aseguró su ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
"No se puede negar la incertidumbre de la frágil y volátil situación" que se vive en estos momentos en Honduras, dijo Moratinos, quien teme que la situación "se desborde".
Agregó que su país está a la espera de las gestiones del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, que hoy tuvo que aplazar su viaje a Honduras por el cierres de los aeropuertos.
En tanto, el presidente del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), Pedro Oyarce, abogó por un "diálogo pacífico" en el país centroamericano que permita "el pronto restablecimiento del orden constitucional y la restitución" de Zelaya.
Oyarce condenó "los hechos violentos ocurridos esta madrugada en las cercanías de la embajada de Brasil" en Tegucigalpa y demandó a las autoridades golpistas "el respeto a los derechos humanos de todos los ciudadanos hondureños, plenas garantías a la seguridad del mandatario y de la representación diplomática de Brasil".
El gobernante de Paraguay, Fernando Lugo, emitió un comunicado en el que pidió que las "autoridades de facto" hondureñas "respeten la investidura y la integridad física del presidente constitucional" y garanticen "por los medios disponibles la libertad de expresión cívica y el derecho a la movilización".
Desde Europa, Francia pidió también al Ejecutivo de Micheletti que "garantice la seguridad" del jefe de Estado depuesto e instó a las partes a firmar el Acuerdo de San José propuesto por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, para salir de la crisis y que supondría una restitución de Zelaya al frente de un Gobierno de unidad.
Zelaya fue expulsado del país el 28 de junio pasado por los militares y destituido ese mismo día por el Parlamento, que designó en su lugar a Micheletti, entonces titular del Legislativo.
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