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Manual de instrucciones

Por JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ (SOITU.ES)
Actualizado 21-09-2009 09:33 CET

Los periódicos nunca vienen solos. Cuando compras un diario lo normal es que también te lleves un Cd de música tradicional tibetana, una cubertería diseñada por Mariscal, un juego de cuchillos jamoneros, una jarrita con un chiste de Forges o un carrito de la compra con un surtido de productos de supermercado. Una bicoca. Piensen que gracias a la generosidad de Público, por poner un ejemplo, ya tengo tres ejemplares del DVD 'Diarios de motocicleta'. Para mantener a sus lectores contentos los periódicos no mejoran la calidad de la información, sino que acompañan el papel de fabulosos presentes a precios de auténtico saldo. Cuando nos acercamos al quiosco sabemos qué vamos a buscar, pero no con qué regresaremos a casa. Cualquier cosa excepto un manual de instrucciones, el único elemento verdaderamente imprescindible para disfrutar hoy por hoy de noticias, análisis y opiniones.

El manual de instrucciones es el gadget que necesita todo lector de prensa que pretenda estar informado. Bien informado. Con cada periódico deberían regalar, o vender mediante una cartilla a rellenar con cómodos cupones, una chuleta plastificada con el estado de las empresas de comunicación. ¿Recuerdan los lectores veteranos aquel rectángulo de colores plastificado con la tabla periódica de los elementos? Sí, hombre, hidrógeno, litio, sodio, potasio, rubidio, cesio... Pues el manual de instrucciones que propongo es lo mismo pero con Prisa, Unidad Editorial, Vocento, Grupo Godó, Mediapro, Sogecable, Globomedia... y con todos sus intereses, conexiones y negocios paralelos, en forma de cadenas de televisión y radio, productoras de televisión, editoriales de libros y discos, agencias de publicidad, cadenas de librerías, empresas de internet...

El lector que quisiera estar informado (bien informado, insisto) no se separará jamás de su chuleta. La convertirá en su apéndice más querido. Un pequeño diccionario de uso del periodismo. Así, cuando lea en El País, justo un día antes de que el Gobierno apruebe en el Congreso la TDT de pago, el primer capítulo de un editorial dedicado a despellejar al Gobierno, tirará de chuleta y, de esa manera, también podrá tirar de la manta. El País pertenece a Prisa, los propietarios de Sogecable, empresa claramente perjudicada por la TDT de pago. ¡Acabáramos! El lector de Público, por ejemplo, recibirá una información completamente diferente de la misma noticia, pero al utilizar el gadget comprobará que algunos de los editores de este diario son accionistas de Mediapro, la empresa propietaria de Gol Tv, el canal de TDT de pago que acaba de nacer por decreto ley. ¡Vaya por Dios! El lector de El Mundo ya sabemos que está en otro planeta: cuando vea que en la sección de Cultura dan a todo trapo que acaba de salir la segunda edición del magnífico libro 'Titadyn', mirará la chuleta y comprobará que la editorial que lo ha publicado, La Esfera de los Libros, pertenece a Unidad Editorial, propietaria del periódico. ¡Qué cosas!

Como acaban de comprobar mi 'Tabla Periódica de las Empresas de Comunicación', una genialidad ya patentada, ayuda a traducir todas las secciones de los periódicos. Y por supuesto los informativos televisados de cualquier cadena y tendencia: tengo muy avanzadas las negociaciones para que esté incluido en el teletexto. Merece la pena. No olviden que los tentáculos de las empresas de comunicación son infinitos.

Todo es cuestión, como casi siempre, de pasta. Los negocios paralelos de las empresas de comunicación son muy rentables (a veces), en ocasiones incluso más que los propios periódicos o televisiones. Pero matan la esencia del periodismo: la independencia. Es decir, la libertad. Y acaban con el bien más preciado de periodistas y medios: la credibilidad. Así las cosas, una profesión imprescindible para conservar la salud democrática de un país se está convirtiendo en un elemento desestabilizador. Con el crédito del periodismo español bajo mínimos, Gregorio Morán lo bordaba, como de costumbre, en su columna de La Vanguardia del pasado sábado: "El mundo mafioso no admite preguntas, y quizá por eso nuestro periodismo está tan desvaído y acoquinado ante el empuje arrollador de las incontrovertibles realidades mafiosas. ¿Tiene usted un trabajo, ahora que tantos lo añoran? ¿Gana usted un buen dinero, cuando hay tan poco para pagar? ¿Goza usted de una vida asentada mientras la inseguridad se adueña de todo? Pues entonces, no haga preguntas".

Un motivo para NO ver la televisión

Destino: Woodstock.

La nueva película de Ang Lee ('Brokeback Mountain', 'Sense and Sensibility') es una pequeña maravilla: la historia de una familia rural que es hippie sin saberlo. Un hijo emprendedor, un padre agotado y una madre avara y malencarada acogen en su mugriento y destartalado motel a los organizadores del festival de música más importante de todos los tiempos. Y a los miles de asistentes. Padre, madre e hijo viven una experiencia grandiosa: dinero, hierba, barro, ácidos, amor y humor en una comedia por momentos desternillante. Abstenerse aquellos que quieran ver en acción a Jimi Hendrix o Janis Joplin: no hay ni un plano de las actuaciones que tuvieron lugar en Woodstock. Lo cual no es motivo para perderse esta cinta inolvidable...

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