Bilbao.- El Athletic Club, único equipo que sigue el ritmo de los todopoderosos Real Madrid y Barcelona después de tres jornadas ligueras, y su principal estrella, Fernando Llorente, se encuentran este arranque de temporada en estado de gracia, el equipo encadenando victoria tras victoria, incluso realizando un juego brillante, y el ariete marcando goles a pares.
Su último choque ante el potente Villarreal en San Mamés les quedó afeado en el resultado final, un ajustado 3-2 que no reflejó para nada lo ocurrido sobre el terreno de juego ni la enorme labor del '9', merecedor, sin duda, de una marca goleadora espectacular.
El brillante fútbol desplegado en esa última jornada, continuación de otra buena tarde-noche tres días antes en el mismo escenario frente al Austria Viena, no obstante, es casi increíble para el entorno del conjunto rojiblanco ante lo ocurrido en agosto.
Entonces el debate más encendido, ya con compromisos oficiales de por medio -previas de la Liga Europa y Supercopa- era el pobre juego de los de Joaquín Caparrós, cuya figura estaba en entredicho después de más de un encuentro difícil de digerir.
Pero el Athletic superó las pruebas más importantes de cara a su futuro inmediato, las europeas, y empezó a ganar en confianza. Como Llorente, a quien ni lo escaso de su preparación ni dos goles claves en cada una de las rondas preliminares le blindaron de las críticas que cíclicamente recibe cuando baja un poco el pistón.
Comenzó la liga en medio de una tormenta mediática sobre el técnico sevillano, que se defendió recordando su legado aún en fechas de pretemporada, y el equipo vasco siguió a lo suyo. Mal que bien, pero sacando los partidos adelante. Y tras dos jornadas se vio arriba en la tabla. Tranquilo y ya con 6 puntos sumados, algo que años anteriores le costó sudor, alguna lágrima y casi hasta sangre.
En ese estado de placidez se olvidó de viejas amarguras y agonías. Se soltó el pelo. Primero, para empezar la fase de grupos de la Liga Europa de manera inmejorable y tomarse la revancha que tenía pendiente con el Austria Viena con una goleada incontestable.
Y después para demostrarse que en la liga, ante rivales poderosos como el Villarreal, frente a los que cursos anteriores caía una y otro vez, también podía estar a la altura. Lo hizo además de una forma novedosa en la era Caparrós, tirando de rotaciones y con fútbol brillante, lo que se le demandaba al técnico sevillano.
Así, de pronto el de Utrera se ha visto en el mejor escenario, con el debate sobre su figura aparcado, el entorno en estado de euforia y ante sí una plantilla más que aseada. Porque si en temporadas anteriores tiraba siempre de los mismos, este año, el de la explosión de jóvenes como Oscar de Marcos, Iker Muniain e incluso el más asentado Markel Susaeta, veteranos como Carlos Gurpegui, David López o Igor Gabilondo le están también pidiendo paso.
Mención especial merece Llorente por su aportación goleadora. El delantero internacional ya lleva seis goles en competición oficial, cuatro en la última semana, cuando ha empezado a mostrar de nuevo el juego y la pegada que le llevó la temporada anterior a los plantes de Vicente del Bosque.
De todos modos, la liga no ha hecho más que empezar y habrá que esperar para ver si es que realmente el Athletic ha mejorado o solo que se ha aprovechado de su temprano inicio competitivo para ir superando en la liga a equipos todavía más en rodaje.
Lo de Llorente, en cambio no tiene vuelta de hoja. Con más o con menos chispa volverá a ser el jugador clave para su equipo que está siendo en los últimos tiempos.
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