SAN SEBASTIÁN.— Relajado, fuera de competición —"mejor", insiste— presenta Fernando Trueba en el festival 'El baile de la Victoria', su vuelta a la ficción tras siete años alejado de ella ('El embrujo de Shanghai' fue lo último que de él vimos en el terreno no documental).
Opta a colarse en la carrera por el Óscar el próximo día 29. Compite, con Daniel Sánchez Arévalo ('Gordos') e Isabel Coixet ('Mapa de los sonidos de Tokio'). No con Almodóvar. Pedro no ha pasado ni el primer corte.
Es variable el discurso de los cineastas. Si van a un festival y no les condecoran, dicen: "Ya es un premio haber llegado aquí". Si van a un festival, pero no les tienen en cuenta para competir dicen: "Se viene mucho más tranquilo cuando no vas a concurso". Coppola es la excepción, que se enfadó una barbaridad cuando se enteró de que 'Tetro' no era seleccionada para optar por la Palma de Oro, que se tendría que contentar con abrir la Quincena de Realizadores. Los cineastas son imprevisibles. Y aquí hay muchos. San Sebastián, coto de imprevisibilidad.
Al meollo: no ha gustado 'El baile de la Victoria'. Algunos pitos ayer en el Principal (cine habilitado para los pases de prensa vespertinos el día previo a la presentación) y tímidos aplausos en la proyección de esta mañana con público de a pie (que todo sea dicho, más o menos entusiastamente, siempre jalea y festeja. San Sebastián, coto de educación exquisita). Cuando se tantea a los periodistas, su opinión oscila entre los que la han aborrecido, y sesteado, y los que aseguran: "Pues me la habían puesto tan mal que no me ha parecido tan horrible". Pero nadie da el paso al frente y dice: "Me ha chiflado, ¿qué pasa?". Si dices algo así, tienes que explicar muchas cosas. En el oficio de la crítica cinematográfica, y más en la época de vendimia festivalera que vivimos ahora mismo, el cociente intelectual del sujeto de estudio es directamente proporcional al número de obras que es capaz de aborrecer por minuto.
Pero argumentemos por qué es fallida 'El baile de la Victoria', y para ello, encajemos aquí la sinopsis: Dos ladrones, uno veterano (Ricardo Darín) y otro joven (Abel Ayala) son amnistiados por una orden del gobierno chileno destinada a vaciar las cárceles de presos no violentos. Los dos están enamorados: Darín de su esposa e hijo y Ayala de una joven bailarina muda a la que acaba de conocer. Todos tienen traumas, pero sobre todo la joven bailarina, a partir de la que se construye una subtrama de las secuelas producidas por los asesinatos acaecidos en tiempos de Pinochet. Ayala planea un golpe e intenta convencer al maestro retirado y redimido de que le ayude. Tira y afloja. Sabes que va a haber robo, pero se marea demasiado la perdiz.
Entre el melodrama, la comedia y el ensayo histórico se mueve Trueba adaptando la novela homónima a seis manos junto a su hijo Jonás y al escritor Antonio Skármeta ('El cartero de Neruda'), quien esta mañana ha dado todas sus bendiciones al resultado final ("Es una película excelente. Soy admirador de Trueba de toda la vida"). Normal, no es crítico de cine.
La principal falla del asunto es utilizar a Darín, que sí se encuentra en estado de gracia, en un papel de algún modo secundario, que se evapora en enjundia e importancia según avanza el metraje. Una vez se rinde a su condición de "uno es lo que es" pierde el brillo cómico del inicio y se deja arrastrar hacia los títulos de crédito. Ninguna de las expectativas que abre su personaje es resuelta y termina por convertirse en un complemento estático para el enervante aprendiz de caco. Además, la destinataria del amor incondicional del joven padawan, bailarina profesional chilena sin experiencia previa en la actuación, no crea la química necesaria en ningún momento como para que bendigamos su romántica unión.
Así que ni el drama ni el romance nos funcionan. Ni tampoco la historia de ladrones, precipitada y resuelta sin apenas mimo. Sólo nos quedamos con la frescura de algunos de los chistes —propios de décadas pasadas— que el director pone en boca de Darín. Ahí puede haber terreno arado para sembrar en la próxima, Trueba.
Él, realista o modesto, no echa las campanas al vuelo. "No me siento en la carrera por el Óscar. Y ni siquiera me sentiré así si me impongo el día 29. Es un proceso largo, sin embargo, no cabe duda de que es un incentivo para que la gente vaya a ver nuestras tres películas". (No la suya, al menos hasta el 4 de diciembre, fecha de estreno comercial). "No me gustan estas cosas. En el cine siempre estamos compitiendo y no hay nada menos competitivo que el arte".
Una vez presentada la última que nos quedaba por ver de las tres candidatas, os explicamos nuestra porra (por orden de preferencia) exponiendo los pros y contras de cada una de cara a hacerse con la plaza española que da derecho a la pelea por la estatuilla a la Mejor Película de Habla No Inglesa:
A favor:
En contra:
A favor:
En contra:
A favor:
En contra:
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