Washington.- La tasa de mortalidad global que está provocando la gripe A es inferior a lo inicialmente previsto y se aproxima a los niveles registrados por la variante estacional de la enfermedad, aseguró hoy un experto de la Universidad de Harvard.
"Si excluimos posibles mutaciones del virus, podemos afirmar que estamos ante una pandemia de categoría 1. Esto no ha quedado claro hasta hace muy poco", afirmó Marc Lipstich, doctor especializado en enfermedades infecciosas, en un encuentro con expertos en gripe A que hoy convocó el Instituto de Medicina de Estados Unidos.
Lipstich, que lleva meses trabajando en una investigación propia sobre el impacto global de la gripe A, estima que la tasa de mortalidad que ha provocado oscila entre el 0,007 y el 0,045 por ciento.
Esa proporción corresponde a la primera de las cinco categorías que contempla el Índice de Gravedad de Pandemias del Gobierno de Estados Unidos.
Ésta es también la categoría que se aplica a la gripe estacional, cuya tasa de mortalidad es inferior al 0,1 por ciento pese a que causa la muerte de entre 250.000 y 500.000 personas al año alrededor del mundo.
Un virus de categoría 5, en cambio, mataría a decenas de millones de personas y tendría un impacto similar al de la pandemia de 1918, cuya tasa de mortalidad fue superior al 2 por ciento.
El virus de la gripe A fue declarado pandemia el pasado junio, apenas seis semanas después de su aparición, pese a que la falta de diagnósticos aún no había permitido a los expertos atribuirle una tasa de mortalidad definitiva.
Esta escasez de información precisa, junto al impacto público del hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevara la alerta por la enfermedad al nivel máximo, hizo que la enfermedad pareciera peor de lo que es, según Lipstich.
En todo el mundo, el brote de gripe A que se detectó en abril ha causado al menos 3.205 muertes, y más de dos tercios de ellas se han registrado en el continente americano, según los últimos datos de la OMS.
Para el experto de Harvard, los nuevos datos de los que se dispone ahora acerca de las personas que fueron contagiadas pero no desarrollaron una enfermedad grave permiten contemplar el virus desde un prisma menos severo.
"Las noticias son mucho mejores de las que había en mayo, e incluso mejores que las de hace un mes", indicó Lipstich.
La principal diferencia entre la gripe A y la estacional es que esta última ataca con más virulencia a los ancianos, que suman el 90 por ciento de las muertes cada año, mientras que el nuevo brote se está cebando especialmente con los adultos jóvenes y los niños.
En Estados Unidos, la gripe A ha causado 593 muertes desde que se detectó el brote el pasado abril hasta comienzos de septiembre, según los últimos datos específicos proporcionados por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
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